La anunciada propuesta del Ministro de Educación de Macri, Esteban Bullrich, acerca de una reestructuración de las escuelas medias porteñas tiene como casi todos sus proyectos el rancio aroma del neoliberalismo.
Tomando como argumento números y estadísticas frías que poco dicen acerca de la realidad de las escuelas y sus problemáticas, se pretende justificar reformas estructurales basadas en la premisa que todo está mal.
Si bien es poco lo que sabemos en concreto acerca de este proyecto, la reducción de materias para asimilarla a la escuela primaria nos remite directamente al 3er. Ciclo de la ya derogada Ley Federal de Educación. Ésta, ya demostró con creces en los distritos donde fue implementada, que más que grandes conflictos administrativos y gremiales, poco tenía para aportar a la inclusión educativa, a la retención de la matrícula, a la baja de la deserción y la repitencia, es decir, a buena educación de nuestros adolescentes.
La escuela y el sistema educativo, como cualquier otra institución social, es y va a ser siempre perfectible. Pero, pensar reformas, cambios, reestructuraciones, en resumen, hacer política educativa popular y democrática necesita de diagnósticos y proyectos colectivos serios que nos permitan fortalecer y potenciar lo que está bien y mejorar lo que sea necesario.