Represión tercerizada

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Domingo, 18 de diciembre de 2011

 

SOCIEDAD› COMO SE ORGANIZO LA PATOTA QUE ATACO A LOS MAESTROS

Una investigación de Página/12 sobre el desalojo violento de los docentes que rechazaban en la Legislatura porteña la ley de Juntas de Clasificación. Cómo fue el reclutamiento, los barras, la utilización de adolescentes en riesgo social, la vinculación con custodios y el vínculo con el crimen de Mariano Ferreyra.

 

 Por Emilio Ruchansky

 

La patota que el 1º de diciembre atacó a los docentes que protestaban con un abrazo simbólico a la Legislatura porteña estaba conformada mayormente “por chicos jóvenes, sin contención, y menores en riesgo, reclutados por barrabravas pesados”. Así la describió una fuente que integró el Comité Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede). Tras identificar al Mudo Damián como uno de los líderes de la patota, Página/12 investigó el entorno del grupo y dio con otro de los organizadores, Marcelo García, quien también pertenece a una violenta facción de la barra de Dock Sud. Este diario también dio con el agente de seguridad de la Legislatura que fue fotografiado en una amena conversación con El Mudo luego de cumplida la faena de los barras. El custodio argumentó que sólo le preguntó al Mudo si “ya se retiraba”, pero la secuencia fotográfica revela que media hora antes, cuando la patota llegaba al lugar, otro agente de la Legislatura fue saludado con un beso por el mismo barrabrava. El grupo violento conformado por 120 personas desplazó a los docentes para que los legisladores macristas entraran sin cruzarse con ellos y pudieran votar una norma que recorta atribuciones de los maestros en las designaciones y ascensos en las escuelas. Por el ataque, ya hay dos causas judiciales iniciadas por sindicatos del sector.

 

Marcelo García y Damián El Mudo aparecen juntos, cerca de los colectivos que trasladaron a la patota, en una de las fotografías tomadas por este diario. También, por separado, comandando a la patota tras la infiltración. El Gobierno porteño llamativamente desconoce la agresión ocurrida hace poco más de dos semanas, cuando el PRO consiguió tratar y aprobar el proyecto de ley, pese a la resistencia de buena parte de los bloques opositores y de los gremios docentes.

 

Varias fuentes reconocieron a jóvenes que responden al hermano de Marcelo: Ramón “Pelé” García, dirigente peronista con contactos políticos en Avellaneda. El 26 de abril de 2000, los hermanos García fueron detenidos junto a otros hinchas de Dock Sud por copar un colectivo de la línea 134. Walter Torres, el chofer, fue amenazado de muerte si no cambiaba el recorrido e iba a la cancha de Ituzaingó. Lo obligaron a ver el partido con ellos para asegurarse la vuelta. Tras el empate 1 a 1, la policía detuvo a los hermanos dentro del micro, a pocas cuadras del estadio de Ituzaingó.

 

“Al final fueron todos absueltos porque no se podía demostrar que los mismos hinchas que se subieron en Dock Sud eran los que después tomaron ese micro para volver”, recordó un fiscal de Morón, que tuvo parte de la causa. A diferencia de su hermano, Marcelo pasó cuatro años con prisión preventiva por tener antecedentes penales. “Recuerdo que los dos tenían muchos contactos políticos”, dijo un abogado que defendió a algunos de los 17 hinchas detenidos entonces por el episodio del colectivo.

 

Según informó un allegado al club Dock Sud, Marcelo García es de esos “que van al frente” pero ni él ni el Mudo traen problemas dentro de la cancha. Se los conoce como la barra de Los Homeros. “Piden entradas gratis y ese tipo de cosas, nada más. El resto de la hinchada los aplastaría si quieren mandar en las tribunas”, agregó la fuente. Durante la infiltración y la pelea en la Legislatura porteña, Marcelo ganó la puerta por la que entraron los legisladores macristas y mantuvo “alineada” a la barra.

 

Mercenarios unidos

 

Marcelo y El Mudo Damián (su apellido sería López) pertenecen a la facción de Dock Sud que responde a Nelson “El Pollo” Domene, “un tipo pesado, con mucha historia”, explicó un especialista que integró el Coprosede. Luego recordó: “El Pollo y sus muchachos se treparon por las cabinas de transmisión en el estadio de Racing para llegar al palco de (Fernando) Marín (ex presidente de ese club). Lo querían agredir porque les había cortado el chorro pero los detuvo la policía. El Pollo es un jodido”.

 

Domene y los suyos fueron echados de la tribunas de Racing en 2008 tras una sangrienta pelea por quedarse con la Guardia Imperial, la barra brava de La Academia. Las crónicas de la época ubican al Pollo y a Gabriel “El Payaso” Sánchez como socios en esa batalla perdida; además, señalan que 30 barrabravas de Defensa y Justicia se unieron a esa facción cuando recaló en el Doque. Entre ellos estaría Gabriel Favale.

 

El Payaso y Favale están detenidos a la espera del juicio oral por el crimen del militante Mariano Ferreyra, acusados de ser los autores de los disparos.

 

Hubo un careo entre ambos y negaron conocerse. Los rastreos de sus celulares no indican que hayan hablado ese día ni los previos al ataque. “Igual Favale llevó a su patota y Sánchez fue junto a otros ferroviarios”, comentó un integrante de la fiscalía que llevó el caso.

 

Todas las fuentes judiciales, deportivas y de seguridad consultadas para esta investigación coinciden: “El mundo de las barras bravas es chico y se conocen todos”. En general, tienen uno o más contactos políticos, pero no se casan con nadie. “Son mercenarios”, dijo la fuente ligada a Dock Sud. Se los contrata para infiltrar una manifestación y disolverla o concurrir a un acto político. También para conflictos como la toma del Parque Indoamericano, donde hace un año una patota mató a Juan Castañeta Quispe. Según testigos, ese ataque contó con la complicidad de la Policía Metropolitana.

 

Morcilla al plato

 

Pese a que el ataque de la patota fue registrado por fotógrafos y cámaras de televisión en vivo a las 11 de ese día, el Gobierno porteño evita mencionarlo. Cuando le preguntaron a Mauricio Macri qué opinaba del grupo que agredió a los docentes, respondió: “La verdad que me cuesta que me preguntes eso, cuando lo que yo vi fue gremios docentes no dejando entrar a los legisladores a sesionar a la Legislatura, legisladoras agredidas, mujeres que fueron agredidas, la verdad que me dio mucha tristeza”.

 

Hasta ahora, sólo la legisladora oficialista Victoria Morales Gorleri informó de una supuesta agresión de los docentes ante un policía federal y luego lo comunicó a la fiscalía de Daniela Dupuy, dijo su vocera. Allí el macrista Oscar Moscariello radicó una denuncia contra quienes, por la noche, atacaron el edificio de la Legislatura, cuando iba encaminada la sanción de la norma. Los gremios Ademys y UTE-Ctera denunciaron a la patota por “lesiones” y “asociación ilícita agravada”, respectivamente.

 

En las fotos del ataque que publicó este diario puede verse al Mudo Damián charlando con Mariano “Morcilla” Maurín (ése fue el apellido que dio), integrante del cuerpo de seguridad de la Legislatura porteña, quien estuvo en medio de los incidentes ordenando la entrada de legisladores macristas sobre la calle Hipólito Yrigoyen por intermedio del cordón formado por la patota. Entre otros entraron Morales Gorleri, Diana Martínez Barrios, Alejandro García, María Eugenia Rodríguez Araya.

 

En diálogo con Página/12, Maurín aseguró que no conoce al barrabrava de Dock Sud, que cuando le habló él ya estaba “sin el saco” y fue sólo para preguntarle si se iba. “Yo estaba cuidando mi puerta en Yrigoyen. Primero estaba apostado en la galería, con otros legisladores. Y después me acerqué y le pregunté si se retiraba y me dijo que sí”, contó. Por esa galería, el pasaje Roverano, entró la patota con tres banderas con letra de molde para disimularse entre los docentes. “Bullrich + Macri = Dictadura”, “No a la dedocracia” y “No al dedo de Macri”, eran las consignas.

 

En los minutos previos a los incidentes, al ver el abrazo simbólico de los docentes, un asesor de una legisladora macrista fue a consultar a alguien de seguridad sobre Yrigoyen. Y trajo esta respuesta: “Esperemos, me dicen que en cinco minutos despejan y entramos”. Incluso El Mudo Damián saludó en la galería a otro empleado de la seguridad de la Legislatura, área a cargo del legislador macrista Cristian Ritondo, según confirman varias fuentes de esa institución. Al menos uno de los micros que trasladó a la patota fue contratado el día anterior, según pudo averiguar este diario. Había un plan previo (ver aparte).

 

La relación entre el área de Seguridad y los barrabravas existe al menos desde fines de los ’90, cuando Santiago Horacio Lancry, barra xeneize, entró a trabajar en la Legislatura apadrinado por el radical Enrique Nosiglia. Desde entonces, otros barras fueron pasados a la planta permanente.

 

Mientras tanto, los gremios docentes reclaman que se identifique a otros reclutadores de la patota y a sus financistas. “A este grupo no sabemos quién le está pagando, pero sí sabemos a quién le sirve, sirve al gobierno de turno, sirve al PRO, que no tiene cara. No se animan a reprimirnos con la policía porque saben que este guardapolvo tiene respeto en la opinión pública”, dijo ese día ante una cámara de tevé una docente, mientras sus compañeros eran corridos a palazos por la patota. La agresión aún no empezó a ser investigada porque las dos fiscalías intervinientes no resolvieron cuál de ellas llevará la causa.