Marta Trídico, Presente!

Con profundo dolor informamos el fallecimiento de la compañera Marta Trídico, Presidenta de la UMP en 1983,
Vicepresidenta entre 1984 y 1986. Docente y militante de la educación pública.

A continuación reproducimos la entrevista publicada en “Apuntes Nº40: 30 años de
Democracia”, de diciembre de 2013 en la que Marta cuenta algunos de los momentos más importantes de su paso como dirigente de la UMP.

Hija de inmigrantes, de padre español y madre
italiana, Marta Trídico nació en San Juan y
Boedo. Como estudiante, sólo pisó
establecimientos públicos, primero en la
Escuela 9 del Distrito 13, después en el
Normal 8 y más tarde en la Universidad.
Ejerció como trabajadora social en el Hospital
de Niños hasta que la persecución de la última
dictadura cívico-militar la decidió a volver a
las aulas, donde creyó que podría sentirse más
segura. Su carrera en educación se inició como
maestra y culminó en el ejercicio del cargo de
Supervisora. En el camino fue Secretaria,
Vicedirectora, Directora y Supervisora Adjunta

Marta Trídico: En el secundario me tocó la
discusión de la Laica y la Libre, en 1958. El
Normal 8 no tenía centro de estudiantes pero
teníamos profesores que eran piolas y te
contaban qué se estaba viviendo en ese
momento. Yo tenía un padre socialista que me
explicaba que la escuela tenía que ser
gratuita, laica y todos los postulados de la
Ley 1420.
Me recibí de maestra en el 60’ y en el 61‘
empecé a trabajar en el Hogar Escuela de
Ezeiza. Un año después participé en la primera
huelga. Los docentes estábamos divididos.
Estaban la Asociación de Maestros Suplentes y
Aspirantes a la Docencia (AMSAD) y la Unión de
Maestros Primarios (UMP). Después de la huelga
empezamos a acercarnos, a organizar el
distrito de Ezeiza y me nombraron delegada.
Éramos una camada joven que nos recibimos y
empezamos a trabajar todos juntos, Juan Carlos
Tedesco se inició ahí con nosotros.
Los hogares escuela recibían chicos que
estaban muy desvinculados de sus padres. Los
fines de semana no los venían a ver ni a
buscar, así que nosotros a veces trabajábamos
de lunes a lunes. Ahí empecé con la defensa de
los derechos de los trabajadores. Fueron 10
años de trabajo en los que aprendí más que en
la facultad. En 1971 empecé a trabajar en el
DE 13, al lado de mi casa. Ahí me quedé otros
diez años. No anduve por muchas escuelas, salí
de esa para tomar los cargos directivos y ahí
comenzó mi expansión en la carrera pedagógica
mientras estaba en el sindicato.
Con Onganía pasamos la Noche de los Bastones
Largos. Si bien no podemos igualar eso con lo
que vino después, también fue un golpe muy
grande porque hubo una fuga de cerebros que se
fueron del país y que no se pudieron
recuperar. Ese fue un momento muy difícil para
todas las entidades tanto la UMP como AMSAD.
Después llegó la Triple A. Nos empiezan a
perseguir en la época de Isabelita. Nos fueron
a buscar y no teníamos domicilio fijo.
El gobierno de Isabel dejó mucha gente
cesante. A Alfredo Bravo, a Francisco Durán
que era el presidente de la Unión de Maestros
Primarios en ese momento, y la cosa se fue
agravando más hasta el Golpe donde el gremio
fue bastante castigado. No fue sencillo
volver, primero mantenernos, porque sabíamos
que había una lista donde estábamos todos,
toda la Comisión Directiva para ser dejados
prescindibles.
Mientras tanto el sindicato funcionaba en ese
momento en la calle Montevideo al 600, un
local que nos había prestado AMET. Les
pagábamos, pero cuando desapareció una
compañera de la Comisión, Patricia Palacín,
estuvimos dos o tres días en el bar de la
esquina viendo qué movimiento había para ver
si entrábamos o no al sindicato y cuando
quisimos entrar nos habían cambiado la llave.
También ellos se asustaron. Entonces nos
fuimos a México al 1600 que era una casa de
republicanos de Betanzo que es una zona de
España, donde ya funcionaba CTERA. Ahí nos
quedamos con una habitación hasta que volvió
la Democracia. Los que quedamos tomamos
también responsabilidades en la CTERA. Yo pasé
a ser secretaria de Educación y Cultura. Nos
pusimos a reorganizar las entidades del
interior que estaba devastado totalmente. Eso
nos llevó el 82 y el 83. Simultáneamente acá
también nos pusimos a trabajar con los
compañeros para reorganizar.
Cuando llegó el primer Secretario de Educación
de la Ciudad, Francisco Correa, un afiliado a
la Confederación, le planteamos que queríamos
un nuevo estatuto. La elaboración fue muy
democrática porque se debatió en cada escuela.
Cuando se hizo el primer concurso estaba toda
la gente de la dictadura metida pero después
ganamos todas las Juntas de Clasificación.
¿Cómo llegas a presidir la UMP?
M.T.: Llegué a la presidencia de la Unión
porque los compañeros eligieron en la comisión
de los distritos y luego armamos la lista
blanca que fue la primera que se votó en
Democracia. Fue por consenso de los que
veníamos trabajando, lo mismo que había pasado
en la CTERA que después se normalizó a partir
de 1985.
La Unión de Maestros Primarios solo se
relacionaba con las autoridades de la Ciudad.
A nivel nacional participé de entrevistas con
Alfonsín, pero por CTERA. Todos estábamos
esperanzados pero tampoco fue fácil. Fueron 14
paros que se hicieron, hubo sumarios a los
docentes, con Enrique Mathov a la cabeza. Yo
todavía estaba en la conducción y no acordé
con lo que había dicho el gremio que planteaba
que no había que ir a las escuelas. Yo decía
que se debía garantizar el derecho de huelga
pero también había el derecho al trabajo. Para
mí la puerta de la escuela tenía que estar
abierta.
Fueron 42 días de paro, descuentos, no fue
fácil remontar todo eso y se produjo el
desmembramiento de la unidad que habíamos
tenido en el paro.
De toda esta historia, creo que los momentos
más complicados fueron los del tiempo de
volver a organizarnos. Era difícil no
sospechar del otro, eso fue crucial. Yo firmé
muchos habeas corpus de los compañeros
desaparecidos y ese fue un momento que uno
querría borrar. Era muy fuerte.»