‘Macri no ataca a la escuela pública por lo malo, sino por lo bueno’

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Por Romina Calderaro.

13.09.2012. El secretario general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) destaca que luego de la cesantía de los docentes de la escuela de Monte Castro, en el primer llamado para reemplazarlos, otros dos mil se negaron a cubrir esos cargos.

Es más simpático y más tímido que lo que parece en la tele. Será porque desde hace casi cinco años, cada vez que enfrenta una cámara, Eduardo López se siente obligado a defender la escuela pública del gobierno de Mauricio Macri y esa responsabilidad no le permite ni la introversión ni la sonrisa. En esta entrevista con Diario Z, sin la urgencia de lo cotidiano, el líder de UTE (Unión de Trabajadores de la Educación) reflexionó en profundidad sobre los tantos temas que lo enfrentan con el líder del PRO y defendió a los docentes de la escuela de Monte Castro expulsados de sus cargos por haber interpretado a Macri y a su ministro de Educación, Esteban Bullrich en una miniobra de teatro montada en el recreo: «Yo hice cosas parecidas. El ministro me tendría que echar a mí».

Ustedes tuvieron mala relación desde el principio con el gobierno de Mauricio Macri. ¿Cuál fue, a su modo de ver, el peor ministro de Educación con el que les tocó tratar?
Sin duda, Abel Posse. Duró poco, pero fue el peor porque fue funcionario de la dictadura y porque era misógino. En una nota, como cónsul de la dictadura, pidió a su embajador en Buenos Aires un colaborador con una serie de capacidades y agregó como condición «obviamente, que no sea mujer». Cuando él asumió, dije que nunca le iba a dar la mano ni a sentarme a negociar con él. Y cumplí.

Con Esteban Bullrich se reúnen seguido, pero hay mucha tensión. El 0800 para denunciar «intromisión política en las escuelas» generó por parte de UTE un fuerte rechazo.
Nosotros lo denunciamos desde el primer día. Cumple con una lógica del gobierno que es: primero estigmatizar, después perseguir y finalmente castigar a quien piensa distinto en la escuela pública. Estamos muy contentos de que la jueza Elena Liberatori le haya puesto límites. De todos modos, no hay ningún 0800 que vaya a impedir que los docentes nos expresemos libremente en las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires.

Fito Páez dijo hace unos días, respecto del 0800, que no sólo lo repudiaba, sino que la medida lo llevó a pensar que en la dictadura, la gente del PRO hubiese «entregado gente». ¿Usted comparte esa lógica?
La lógica del PRO es terrible porque le va a iniciar un juicio a Fito Páez por esto. Y yo no le hice juicio a Macri cuando nos dijo «vagos» y «ñoquis», y no hubo un escándalo tan grande. Yo no puedo hacer hipótesis respecto de qué hubiera pasado en la dictadura, pero sí coincido con que el 0800 recuerda a metodologías de la dictadura en las que el gobierno militar mezclaba arteramente las palabras juventud, política y denuncia. Toda pedagogía es política, la política está en las escuelas. Los que no deben estar son los partidos políticos, de parte de los docentes. De parte de los centros de estudiantes, sí. Esa fue la lucha que dimos contra la modificación de las Juntas de Clasificación docente. Mi hija, que va al Mariano Acosta, tiene once profesores. Hay de todo: radicales, justicialistas, apolíticos, de izquierda, pero no llegaron a sus cargos por eso, sino por sus antecedentes culturales. Entonces, recapitulando, estoy de acuerdo con el concepto que expresó Fito Páez.

La teatralización de Bullrich y Macri que hicieron los docentes de la escuela de Monte Castro por la fusión de grados, ¿se hizo en horario de clase?
Ya habían empezado las clases. Los chicos preguntaban: ¿nos van a pasar de grado, nos van a cerrar el curso? Nosotros teníamos tres opciones: decirles «no sé, es cosa del ministro, yo vengo a enseñar, vayan al otro grado», la otra: decir «estoy a favor, si lo dijo el ministro debe estar bien juntar grados» y la tercera, tomar posición en contra de fusionar grados. Las tres eran posturas políticas. Estos docentes de la Escuela Nº 3 decidieron manifestarse desde un punto de vista político-pedagógico en contra del cierre de cursos. Durante cinco minutos, en el recreo, hicieron una actuación que yo hubiera abordado desde otra perspectiva de sutileza, desde otra perspectiva pedagógica y desde otro planteo didáctico. Pero no estoy en contra de la medida.

¿Le parece bien que se haya hecho en el recreo?
Yo la hubiese hecho en mi clase, de hecho hice cosas. Después te voy a contar. Me confieso para Diario Z: el ministro me tendría que echar a mí. No se los ataca por la obra de teatro sino por el posicionamiento político pedagógico que eligieron los docentes frente a una medida que afecta a los chicos. Yo fui a la escuela cuando echaron a los docentes y pude comprobar que la comunidad educativa, padres incluidos, lloraban porque los habían echado. Y los chicos tenían el permiso de los padres para asistir a esa obra. Echaron a seis docentes y al portero porque hizo de Mauricio. Un tremendo activista político, el portero. Pero pasó algo increíble: en el primer llamado para cubrir esos cargos, dos mil docentes rechazaron el ascenso. Fue un acto de desobediencia cívica impresionante.

¿Y a usted en qué ocasiones debería haberlo echado el ministro Bullrich?
En 2010 yo daba clases de geografía en Villa Cartón, Soldati. Macri dice: el problema de la ciudad de Buenos Aires (había pasado lo del Indoamericano) es la inmigración descontrolada. Todos mis alumnos son inmigrantes o hijos de inmigrantes y no pueden hablar con Macri para saber por qué dijo lo que dijo. ¿A quién le preguntan? Al profe. Yo tengo tres opciones: decirles que yo en política no me meto, que hablemos de los ríos de Europa, la segunda es decir «si lo dijo el jefe de gobierno debe ser cierto» y la tercera, la que hice, leerles un documento político a mis alumnos dentro del aula. El documento político es el preámbulo de la Constitución Nacional, que dice que la Argentina está abierta a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.

El PRO, después de mucha resistencia por parte de los docentes, logró modificar la integración de las Juntas de Clasificación. Más allá de esta modificación, ¿qué se podría mejorar y modernizar en ese sistema?
El proyecto del jefe de Gobierno no mejoraba el sistema instaurado en 1983: Macri quería designar él a los docentes, a eso nos opusimos. Más allá de lo ocurrido, estamos de acuerdo con que hay muchas cosas que mejorar: queremos modificar los planes de estudio, por ejemplo. Seguimos sosteniendo la ciencia positivista y la visión eurocéntrica. Pero Macri no ataca a la escuela pública por lo malo, sino por lo bueno que tiene. Entonces nos obliga a estar siempre en una posición defensiva. Errores tenemos, desde luego, pero Macri no nos ataca por ellos sino por nuestros aciertos. Hay que destacar que el PRO no aplicó aún la nueva ley de Juntas de Clasificación y que tampoco tienen previsto aplicarla el año próximo.