Las docentes del jardín de Flores al que acudía Agustín Marrero volvieron a sus cargos tras el fallo judicial

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Télam – Cable de Noticias 17.02.2016. Las docentes Elsa Vincová y Alejandra Bellini, apartadas de sus cargos por el Ministerio de Educación porteño por considerar que no habían advertido las señales de violencia sufridas por Agustín Marrero, un alumno de la institución que fue asesinado presuntamente por la pareja de su madre, fueron reincorporadas hoy a sus puestos de trabajo gracias a un fallo judicial dictado en diciembre de 2015 en un clima de fuerte respaldo de la comunidad educativa y de todo el gremio. «Elsa y Ale, bienvenidas al jardín de donde nunca debieron haberse ido», decía un cartel que cubría la puerta de ingreso de la Escuela de Educación Inicial N°2 del Distrito Escolar 14, ubicada en Avellaneda 2555 en el barrio porteño de Flores, donde Elsa se desempeña como directora y Alejandra como docente de la sala a la que asistía Agustín quien tenía 5 años al recibir una fuerte golpiza que acabó con su vida. Entre abrazos, aplausos y lágrimas, maestras de la institución, padres, alumnos y representantes de gremios de la educación, recibieron a las maestras con carteles, guirnaldas y un renovado reclamo de justicia para Agustín. «Estreno guardapolvo porque comienza una nueva etapa», aseguró a Télam Alejandra Bellini y continuó: «Desde que nos enteramos que la justicia había ordenado nuestra restitución tenemos una profunda emoción y alegría». La docente señaló que «esto que pasó tiene que servir para mejorar la educación, para devolverle los derechos a los chicos que muchas veces quedan olvidados y se toman acciones innecesarias que sólo generan sufrimiento a la comunidad educativa». Y añadió: «Hay una diferencia entre dejar huellas y cicatrices. Las cicatrices son las que dejan dolor y sufrimiento y eso fue lo que dejaron los funcionarios que tomaron medidas que generaron mucho dolor y sobre todo que dejaron a los chicos sin ninguna protección y contención». Visiblemente emocionada, Elsa Vincová, la directora de la institución, sostuvo que «el tiempo de espera fue muy doloroso porque siempre entendimos que se trató de una medida injusta». La mujer recordó que «Agustín vino pocos días a la escuela, y cuando le preguntábamos cosas a la mamá siempre tenía una respuesta coherente por lo que nosotras no sospechábamos que se trataba de un niño que sufría violencia». Al recordar el momento en el que las maestras fueron apartadas, Matías Segreti, papá de una niña de sala de 4, aseguró que advirtió «que era una profunda injusticia, si bien la muerte de Agustín había sido muy dolorosa, las maestras habían hecho lo que podían y los pibes volvían a sufrir otra pérdida». El hombre recordó que por entonces la comunidad educativa de la zona de Flores se encontraba movilizada por la muerte de Rolando y Rodrigo, los niños que fallecieron al quemarse un taller textil en el que trabajaban sus padres y que también asistían a la escuela pública. «Nosotros estábamos pidiendo que hubiera más equipo pedagógico para que pudieran detectar estas situaciones, pero con el corrimiento de ellas sentimos que en lugar de fortalecer la escuela pública se la estaba debilitando», sostuvo Segreti. En el mismo sentido, Eduardo López, titular la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-CTERA), indicó que «hoy es un momento de alegría, nuestra tarea ahora es pedir justicia para Agustín y más equipos de orientación escolar para abordar las problemáticas de la infancia, necesitamos más psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales para que pueda haber un puente entre la escuela y las casas». Agustín Marrero fue asesinado el 7 de junio del 2015, entre las 10 y las 15, cuando estaba bajo el cuidado de su padrastro en el departamento de la planta baja «3» de Yerbal 2745, en Flores, donde la pareja y los dos hijos de ella conviví­an desde diciembre de 2014. En julio, el Ministerio de Educación porteño comunicó su decisión de apartar de su cargo a Alejandra y Elsa e instruir un sumario para investigar sus actuaciones. «Mientras el menor acudió al jardí­n se registraron internamente cuatro situaciones a lo largo de 26 días, en dónde el niño ingresó con diferentes golpes, sin el consecuente aviso a las autoridades pertinentes», sostuvo en un comunicado la cartera educativa porteña. Sin embargo, la Junta de Disciplina falló en su mayoría en contra de abrir un sumario para las docentes por considerar que «de la documental obrante, no observa hechos que puedan ser analizados desde el punto de vista disciplinario». La justicia también falló a favor de las docentes y el 29 de diciembre la jueza en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires Marí­a Soledad Larrea emitió una medida cautelar en la que ordenaba la restitución a sus cargos. «No se advertiría la existencia de fundamentos suficientes que expliquen los motivos por los cuales Vincová y Bellini fueron apartadas de los cargos en los que se desempeñaban, como así tampoco, las causas que Ministro tuvo en cuenta para entender que la permanencia de las docentes en sus respectivos cargos resultara inconveniente», sostuvo el fallo de Larrea. La comunidad educativa y el gremio docente brindaron desde el primer momento un fuerte respaldo que tuvo su punto culmine en un paro y multitudinaria movilización en la puerta de la escuela que se llevó adelante el 15 de julio. Otra muestra del apoyo docente fue la no participación a la convocatoria para cubrir el cargo de la directora de esa escuela a la que el Ministerio de Educación porteño llamó en ocho oportunidades. Hasta el papa Francisco se solidarizó con las maestras y llamó a Elsa Vincová para darle su apoyo como respuesta a una carta que la directora le había enviado al pontífice.