“Larreta no es una paloma, es Macri y Bolsonaro”

Secretario general de la CTA porteña y secretario gremial de CTERA, Eduardo López es uno de los dirigentes que de forma más dura y constante ha marcado su rechazo al PRO en la Ciudad de Buenos Aires en los 14 años que el partido amarillo lleva gobernando el distrito. “El único límite al macrismo es la lucha organizada, y no la foto amigable. Hay que ser férreamente opositores, y el ejemplo es la educación. No podés rendirte, no hay respiro. No puede haber galanterías entre un tipo negacionista y los laburantes”, sostuvo.

López también es secretario adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), un gremio que opone resistencia a las políticas de Horacio Rodríguez Larreta, cuya gestión, como antes la de Mauricio Macri, tiene a la educación pública siempre en la mira. Para el líder sindical, “ellos atacan a la educación porque es garantía de ascenso social, y como son conservadores, quieren mantener sus privilegios y la educación es un peligro”.

“El único límite al macrismo es la lucha organizada, no la foto amigable”.

En cuanto a la contienda electoral por venir, consideró que es necesario que la oposición porteña asuma decididamente su rol y sume otras referencias. “Ahora es difícil ganarle a Larreta, pero si construimos una oposición férrea –señaló–, ya es un paso adelante. Para eso hay que ampliar la representación a sectores sociales que luchan: el feminismo, los estudiantes, los sindicatos”.

– Después del largo proceso recorrido desde el inicio de la pandemia, y como parte de uno de los sectores más afectados por las políticas sanitarias del gobierno porteño, ¿cuál es la evaluación del escenario epidemiológico en la Ciudad?

– Que las vacunas traen esperanza, que más de la mitad de los porteños estamos vacunados y que siento que estamos más cerca de una nueva normalidad cuidada. Aprendimos que al coronavirus se lo combate con dos cosas: restricciones y vacunas. Pero Larreta boicoteó las restricciones y no consiguió una sola vacuna. Si estamos mejor en la Ciudad tiene que ver con la lucha de la comunidad, que avaló las restricciones, y por las vacunas, por la ciencia y la tecnología. Pero ninguna de esas dos cosas las impulsó Larreta. Lo que él impulsó fue la privatización, porque las primeras vacunas se las daba a las prepagas. Boicoteó el plan de Nación hasta que vio que la sociedad porteña quería vacunarse, y que Axel Kicillof estaba vacunando en la Provincia mientras acá hacían conferencias de prensa hablando de presencialidad. Solo entonces decidió destinar las vacunas que le daba Alberto a sus destinatarios naturales: los porteños, pero miles de las primeras dosis se perdieron por la canaleta de las prepagas, sin saber a dónde llegaron. Por ejemplo, hasta junio pasado, solo el 14% de los docentes estaban vacunados.

“No puede haber galanterías entre un negacionista como Larreta y los laburantes”.

– Es conocido el caso de docentes de la Ciudad que, con un justificado temor, buscaron estrategias para sumarse al plan de vacunación bonaerense.

– Sí, ya sea porque viven en la Provincia y les tocaba por la edad, o porque tienen horas ahí y también en la Ciudad. La primera parte del año era un 14% de maestros vacunados acá y un 50% en la Provincia. Eso salvó vidas de docentes. Las vacunas y las restricciones fueron claves. El año pasado, no falleció un solo maestro porteño por coronavirus en el marco de su actividad. Y este año ya fallecieron 35, porque Larreta nos mandó a la presencialidad sin vacunar, algo que no pasó en el resto de las provincias. Judicializó el DNU de Alberto y generó que la Ciudad sea la jurisdicción con mayor cantidad de docentes fallecidos y mayor cantidad de habitantes fallecidos. Por millón de habitantes, tenemos 3.458 fallecidos; en la Provincia son 2.861; y en la Argentina, 2.200. Fijate qué ironía: el PRO, que hace política con los muertos y acusa al Gobierno nacional, en la jurisdicción donde gobierna hace 14 años, tiene la tasa más alta de muertos por Covid-19 de todo el país. Ese hubiese sido el panorama de gobernar el macrismo a nivel nacional. Donde gobiernan es donde más muertos hay, donde empezaron todas las olas de contagios, donde no consiguieron una vacuna y donde boicotearon las restricciones.

– En la Ciudad, los docentes son uno de los actores que más chocan con el larretismo. Por las características del PRO, ¿la gestión sindical del sector educativo inevitablemente se vuelve una disputa política con el macrismo?

– Es una disputa política porque ellos atacan a la educación, porque es garantía de ascenso social, y como son conservadores, quieren mantener sus privilegios y la educación es un peligro. Por eso reducen el presupuesto educativo. No lo hacen en contra de UTE, sino porque están en contra de la educación. Y la bronca, la impotencia de ellos es porque no pueden doblegarnos, como lo muestra el maltrato hacia UTE y hacia mí, específicamente. Porque seguimos de pie. Dicen que somos fracasados, viejos, pobres, kirchneristas, zurdos, carentes de capital cultural; nos mandan a la presencialidad en plena pandemia, nos cierran las escuelas cuando no hay pandemia, reducen el presupuesto, nos espían, nos reprimen. Eso es contra la educación. Porque entre la educación y la derecha siempre hubo enfrentamientos, aún con la ley 1.420, cuando lo enfrentaban a Sarmiento porque él quería educar como derecho y no como mercancía.

– Y sin embargo, hace 14 años que el PRO manda en la Ciudad, y vuelve a aparecer como favorito rumbo a las próximas elecciones legislativas. De hecho, en todo este tiempo, la gobernanza macrista casi no fue puesta en peligro y hoy podría decirse que controla todas las instituciones públicas del distrito.

– Es verdad, el PRO gobierna todas las instituciones de la Ciudad: el Consejo de la Magistratura, la Legislatura, el Poder Judicial, los medios de prensa, salvo honrosas excepciones; el sentido común, la música de fondo, la pantalla de la tele en los bares, la lógica del espacio público. El PRO gobierna todas esas representaciones, pero la educación no, por eso la ataca tanto: porque no la gobierna. La lucha educativa es persistente, permanente. Hemos ganado, hemos perdido y empatado, pero no dejamos de luchar. El único límite al macrismo es el pueblo movilizado, es la lucha organizada, y no la foto amigable. No hay foto amigable para el macrismo, porque si entre ellos se traicionan, cómo no van a traicionar al campo popular. Cuando gobernaron a nivel nacional hubo este debate: ¿apoyamos o salimos a la calle?, ¿si a Macri le va bien, le va bien al país?, ¿o si a Macri le va bien, le va mal al país? Muchos sectores dijimos que había que enfrentarlos. Entonces, ¿por qué tienen esta gobernanza porteña? Yo creo que porque no hay una oposición fortalecida al macrismo y al larretismo. Hay que ser férreamente opositores, y el ejemplo es la educación. No podés rendirte, no hay respiro. Tenés que ser persistente. Ahora es difícil ganarle a Larreta pero si construimos una oposición de ese tipo, ya es un paso adelante. Larreta hoy no tiene oposición en la Ciudad; inventa su oposición. A grandes rasgos, la oposición porteña no es férrea, y para que lo sea tiene que ampliar su representación a sectores sociales que luchan: el feminismo, los estudiantes, los sindicatos, quienes se enfrentan a Larreta.

– ¿Puede pensarse que uno de los mayores méritos políticos del PRO en la Ciudad es haber convencido a sus adversarios de que es imposible ganarle?

– Claro, por eso la solución es por abajo y siendo férreamente opositores a Larreta, por más que mida 80 puntos, porque si no va a medir 100 puntos. No se trata de que el tipo te dé una palmada y diga “qué linda oposición que tengo”. No puede haber galanterías entre un tipo negacionista y los laburantes. No es una “paloma”. Creo que cierta oposición política lo está queriendo convertir en una “paloma” respecto de Macri, y Larreta es Macri, es Bolsonaro. No es un vecinalista que no sabía lo de las armas a Bolivia. Es un tipo que apoyó cada decisión de Macri. Después, si se espían entre ellos, es lógico, porque entre mafiosos siguen siendo mafiosos. Pero no hay que darle respiro, porque él no les da respiro a los laburantes, a los humildes. El límite a la UCEP lo pusieron los organismos de derechos humanos, el límite a cerrar escuelas lo puso la comunidad educativa y el límite a la privatización de las tierras que dan al río lo pusieron los vecinos.

“No hay que darle respiro a Larreta, porque él no les da respiro a los laburantes, a los humildes”.

– O sea, ¿hay un activo político que puede ser capitalizado por la oposición?

– Sí, y yo creo que la candidatura de Leandro Santoro es un emergente de eso. Santoro es férreamente opositor. Los acuerdos políticos calefaccionados con el larretismo siempre dejaron afuera a la comunidad educativa. De hecho, el año pasado, la excelente relación entre Nicolás Trotta y Soledad Acuña (titulares de los ministerios de Educación de Nación y Ciudad, respectivamente) dejaron sin computadoras a 6.500 chicos. Nosotros le dimos a Trotta la lista de los chicos sin computadoras, pero como Acuña no le entregó una lista, no se las dio a los chicos. Es decir, Trotta no recibió nunca a los maestros porteños pero se sentó cuatro veces con Acuña, y ella terminó judicializando el decreto de Alberto.

– ¿El planteo es que están agotadas ciertas estrategias a la hora de relacionarse con el oficialismo de la Ciudad?

– Exacto, y aparte no es democrático, porque a la oposición se la vota para ser oposición, no para ser oficialismo “Manaos” o marca B. La oposición es oposición. Además, me parece que una tarea en la región es defender a la democracia, y en la democracia el que gana gobierna y el que pierde es opositor.

– Quizás, ahí pesa algún sentido común que siempre le está pidiendo al peronismo credenciales de republicanismo, mientras la oposición no carga con ese peso.

– Coincido, pero justamente ser republicano significa que si ganás, gobernás, y si salís segundo, sos oposición, como están haciendo ellos ahora. Perdieron en primera vuelta por más de diez puntos de diferencia y son férrea oposición, nadie los critica por eso. Yo les critico sus intentos golpistas, como lo que hicieron en Bolivia, pero Alberto no les pide que sean oficialistas. En cambio, el macrismo tiene esa lógica de que cuando gobiernan ellos no tiene que haber oposición, y cuando gobierna el peronismo, es antidemocrático.

“Ellos atacan a la educación porque es garantía de ascenso social, y como son conservadores, quieren mantener sus privilegios y la educación es un peligro”.

– Recién mencionaste a Santoro. ¿Cómo lo ves para dar la pelea electoral?

– Mirá, por ejemplo, él estuvo en todos los conflictos docentes. Estuvo con el tema de la comida el año pasado, fue a recorrer escuelas. Santoro venía con nosotros a pedir la canasta alimentaria y por algo está primero en las encuestas. Es la expresión de un outsider de la gobernanza porteña y arrasa en las encuestas, señal de que la gente quiere una férrea oposición. Acá el macrismo gobierna hace 14 años. Yo lo que pido es que la oposición sea oposición. ¿Constructiva? Sí, pero con quienes votamos oposición, y que sea republicana respecto del oficialismo. Punto. Acá lo que se discute es si sos opositor tipo “Titanes en el ring”, y hacés que te peleás pero acordás, o si sos un opositor republicano, es decir, si representás a los que no votaron al oficialismo. Porque si la oposición política no es oposición al neoliberalismo, la oposición viene de la antipolítica, como estamos viendo en muchos lugres del mundo. Eso se lleva vidas también. En esta etapa hay que ser muy progresistas y muy combativos. Coincido con Evo Morales cuando dice que hay un nuevo Plan Cóndor en la región y está en riesgo la democracia. Entonces, hay que fortalecer las instituciones democráticas, que se nutren de un oficialismo y una oposición. Y en la Ciudad no hay una firme oposición a este oficialismo que está hace 14 años. Hay que construirla y la gente quiere hacerlo.

– Algo que, sin dudas, a la dirigencia y a la sociedad les va a llevar un tiempo.

– Yo, con que después de las elecciones de la Ciudad haya una clara oposición a Larreta, me conformo. Hasta que surgió Santoro, vos preguntabas quién es el opositor a Larreta y te ponían a Martín Lousteau, cuando él es parte del oficialismo. Mirá la confusión que hay que tomaban como primer opositor a un oficialista, que está en la foto del lanzamiento de campaña de María Eugenia Vidal. Sí hay mucha oposición social, vecinal, barrial y sindical. Bueno, es hora de que la oposición política amplíe su representación a esas otras oposiciones. Por eso, nosotros impulsamos la reelección de Hugo Yasky como diputado nacional y la incorporación a las listas del Frente de Todos de referentes sociales, gremiales y del feminismo. El caso de Hugo Yasky es un buen ejemplo: él impulsó y logró la sanción de la Ley del Teletrabajo; impulsó el impuesto a las grandes fortunas, junto con Máximo Kirchner, Carlos Heller y el gobierno nacional; y ahora está impulsando la Ley de Violencia Institucional. Es decir, la incorporación de sectores sindicales beneficia a la democracia, ya sea en el oficialismo o en la oposición.

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