“LA DOCENCIA ESTABA LISTA, LAS ESCUELAS NO” Por Angélica Graciano

Un director de una escuela secundaria porteña tranquiliza a las familias: “no se preocupen por lo que escuchan en los medios, en la escuela vamos a volver a la presencialidad de a poco, cuidadosamente”.
La publicidad de Rodríguez Larreta logró disociar los anuncios mediáticos de la realidad del sistema educativo.Lo que no logró esa práctica disociativa es quebrar la relación entre la docencia y la comunidad educativa.
El miércoles 17 de febrero asistimos a una revalidación de esa histórica relación: En las escuelas de la ciudad se desarrolló una amplía jornada de lucha que desarmó el intento del Gobierno de la Ciudad por instalar que los docentes no querían regresar a las aulas y que estaban enfrentados al sentir de las familias. Por el contrario, la comunidad educativa, se hizo presente en las escuelas para demostrar lo que ya habían anticipado en la Verificación Técnica Escolar (VTE), un minucioso trabajo que desnudó las incongruencias entre el protocolo presentado por la ministra Soledad Acuña y las verdaderas condiciones edilicias de las escuelas.
En las escuelas se conformaron Comités de Seguimiento integrados por los distintos actores de la comunidad que corroboraron, en la inmensa mayoría de los casos, que no estaban dadas las condiciones sanitarias para poner en práctica las consignas irresponsables de Larreta. Como lo veníamos sosteniendo, no era posible el eslogan de Larreta:“todos los días, todos los chicos, todas las horas”. Por eso ante el desapego del Gobierno por las normas de cuidado, quienes hacemos posible la educación nos pusimos al hombro en cada escuela esa tarea de protección de estudiantes, docentes y familias. Por supuesto la responsabilidad del Estado es indelegable. Pero al mismo tiempo que señalamos el incumplimiento de esa responsabilidad, incluso judicialmente, no dejamos de cuidar a nuestra comunidad.
Estuvimos presentes en este inicio de clases al igual que durante todo el 2020, garantizando la entrega de alimentos, haciéndonos cargo con nuestros propios ingresos de la conectividad y las clases virtuales, como estuvimos siempre en los años ´90, en el 2001 y cada vez que nos asumimos como la última trinchera de un Estado que los neoliberales se apresuran a abandonar. En síntesis: los docentes estábamos listos, los edificios escolares, no.
Detrás de la alegría impostada de Acuña y Larreta, al apagarse las cámaras, quedó en evidencia la improvisación y la irresponsabilidad. Nadie le preguntó a la Ministra cómo era posible que hayan asistido el primer día de clases “400.000 alumnos” cuando los convocados eran solamente el nivel inicial y los primeros grados de primaria que no suman, ni con asistencia perfecta, más de 60 mil estudiantes. Entre las escuelas que tuvieron que dividirse en grupos más pequeños, para mantener el distanciamiento, entre las familias que eligieron no enviar a sus hijos, y entre las escuelas que no empezaron por falencias de infraestructura, el 90 por ciento de presencialidad anunciado por la Ministra no alcanzó ni al 10 por ciento de la población escolar. No lograron sumar más alumnado ni siquiera con la extorsión que realizó el gobierno a las familias con sacarles las vacantes si no enviaban a sus hijos a la escuela. Las denuncias en vivo de esta amenaza por parte del ministerio fueron rápidamente censuradas por los medios que responden a Rodríguez Larreta ( https://youtu.be/L_q7BOQymmg ).

En suma, el “90%” de Acuña no cierran ni con amenazas, ni con matemática creativa, sencillamente porque es mentira.
Lo que ocurrió en las escuelas fue otra cosa, por ejemplo:
El Comité de Crísis del Barrio Padre Mugica, ex Villa 31, se convocó al mediodía frente al Ministerio de Educación, emplazado en el mismo barrio para exigir “clases cuidadas”. La comunidad reclamo “que dejen de hacer marketing con protocolos insuficientes y garanticen conectividad, dispositivos y vacunas para docentes, auxiliares y estudiantes”.
Por su parte, más de diez colectivos que agrupan a cooperadoras escolares, familias y estudiantes denunciaron “la falta de planificación por parte del gobierno de la Ciudad” exigieran “garantía de distanciamiento, ventilación, kits de limpieza e higiene en las escuelas, plan de vacunación, plan real para evitar contagios en el transporte público y vacantes para quienes aún las esperan” entre otros reclamos.
En el Normal 7, de Corrientes al 4200, la comunidad denunció las condiciones edilicias. Pablo Cesaroni, de Cooperadoras en Movimiento señaló que “contamos con muy pocos auxiliares, así es imposible cumplir con las necesidades de higiene y limpieza que exige el protocolo”. Y agregó que desde hace años vienen reclamando obras para garantizar agua durante todo el día en el establecimiento.
En el barrio de La Boca, la comunidad convocó en la puerta de una escuela primaria Braun Menendez de Catalinas Sur el miércoles por la tarde para exigir a las autoridades educativas información sobre la aplicación de los protocolos. Reclamando “elementos de protección y cuidado, información sobre las burbujas y la situación edilicia de la escuela”.
La Coordinadora de Estudiantes de Base CEB, también dijo presente en la jornada de lucha con una campaña masiva de imágenes de las escuelas que reflejan las carencias edilicias, utilizando el hashtag #NoSomoSuPrioridad.
Estas son sólo algunas postales de situaciones que se vivieron en los barrios de la ciudad, paralelamente el gobierno intentó esconder contagios, presionó a directivos y no respondió a las denuncias comunitarias.
Desde los comienzos de la pandemia, Larreta intentó ubicarse como representante de quienes desdeñaban los cuidados sanitarios. Si en el país se hubieran adoptado las posiciones de Larreta el número de contagiados y de muertes sería mucho mayor al que dolorosamente sufrimos día a día.
Desde la mitad del año 2020 Larreta utiliza el argumento de recesión económica para sabotear las medidas de aislamiento. Sin embargo no hizo absolutamente nada para ayudar a los sectores más perjudicados por el aislamiento: negó el Ingreso Familiar de Emergencia, la ayuda económica a las pequeñas y medianas empresas que debían cerrar mientras en Jefe de Gobierno gastaba sus recursos en publicidad.
Su deliberada decisión de atacar a los que cuidan y curan tuvo su mayor exponente en la represión que ordenó contra las enfermeras que reclamaban la carrera profesional.
Una frase que se popularizó en algunas redacciones periodísticas rezaba: “que la realidad no te estropee un buen titular”.
La gestión Larreta parece empecinada en impedir que la realidad estropee los libretos publicitarios.
Mientras tanto, en la vida real, siguen avanzando las tareas de Verificación Técnicas Escolares (VTE) , continúan formándose los Comités de Seguimiento, se multiplican los amparos judiciales para proteger la salud allí donde las condiciones sanitarias no se cumplen. Este trabajo arduo y silencioso, que nunca será televisado, sólo es posible por el vínculo inquebrantable entre la comunidad y sus docentes.
Ese vínculo nacido de una pedagogía de la ternura que los gobiernos neoliberales siempre intentan quebrar y nunca pueden.