En medio de críticas, se filtraron preguntas de la encuesta escolar

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La Nación – Nota – Sociedad – Pag. 17 – 18/10/2016. Hoy y mañana, casi 1,5 millones de alumnos realizarán la prueba Aprender 

Atento a las críticas, el presidente Mauricio Macri exhortó ayer a los gremios, padres y docentes a colaborar con la prueba: «En este camino de la reducción de la pobreza, que llamamos pobreza cero, los dos elementos centrales son la educación y la creación de empleo, y sin una educación de calidad no va a haber un empleo de calidad». Poco antes de viajar a Japón, el ministro de Educación de la NaciónEsteban Bullrich, reiteró su compromiso de «garantizar el operativo». «Es una pena esta postura [de los gremios], es como enojarse con una radiografía porque el hueso está quebrado», añadió, al descartar que la intención de la prueba sea establecer rankings. «Queremos tener información para tomar mejores decisiones», afirmó. Preguntas que incomodan a los docentes. Foto: LA NACION «Existe el peligro de que se establezca un ranking de escuelas y que luego se defina la inversión que recibirá cada establecimiento en función de su ubicación en esa lista», alertó Mariano De Negris, secretario de prensa de la Unión de Trabajadores Estatales (UTE), que depende de Ctera. La UTE rechazó el sistema de multiple choice y calificó el operativo de «descontextualizado», por no contemplar las diferencias entre alumnos de distintas regiones del país, y lamentó que para el diseño del cuestionario no se haya convocado a los sindicatos docentes. Denominada Aprender 2016, la evaluación, que suscitó un fuerte rechazo de los gremios docentes, se propone relevar información sobre dos dimensiones. Los «aprendizajes alcanzados»: capacidades, contenidos y conocimientos. Y las «condiciones de aprendizaje»: el clima y el contexto, el modo de empleo de nuevas tecnologías y las percepciones generales sobre el proceso educativo, entre otros ítems. De la prueba participarán 840.028 alumnos del nivel primario (3° y 6° grados) y 518.456 del secundario (de 3° y 5° o 6° años, según la jurisdicción). Se evaluarán, con la modalidad de multiple choice, conocimientos sobre lengua y matemática en la primaria y sobre lengua, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales en el secundario. Prueba rentada Para desarrollar la evaluación participarán 31.365 directores de escuelas, que actuarán como veedores, y 71.606 maestros y profesores, como aplicadores. Los directores cobrarán $ 2000 y los docentes, $ 1000. «En todas las pruebas que se han realizado desde 1993, incluidas la ONE (nacional) y PISA (internacional), los docentes han cobrado por esas tareas específicas», explicó a LA NACION Elena Duro, secretaria nacional de Evaluación Educativa. La prueba es de asistencia obligatoria, por lo que los alumnos que no fueron convocados no tendrán clases, porque habrá un cruce de docentes entre las escuelas más próximas. Toda la evaluación, tanto en el aspecto de conocimiento como de clima, es anónima. «Los alumnos de 5° año del secundario pueden voluntariamente poner su nombre en el cuestionario complementario (el que se refiere al clima escolar) y participar de una selección de becas del 70% del curso, unos $ 6200, para seguir la carrera docente», explicó Bullrich. Para justificar esta modalidad, Bullrich recordó que «Singapur da grandes becas a los mejores estudiantes secundarios para que luego sigan la carrera docente. Así es como están liderando los rankings internacionales de educación«. Muchos padres de alumnos de primaria y secundaria también rechazan la prueba y hasta admiten en sus núcleos de amigos que han autorizado a sus hijos a no presentarse a la evaluación. «No me importa que sea obligatoria. Este gobierno quiere privatizar la educación y quiere demostrar que las escuelas públicas no sirven para nada. Yo no voy a prestar a mi hijo para ese juego político», deslizó a LA NACION Guillermo M., de 43 años y vecino de Belgrano, cuyo hijo concurre a 5° año de una escuela privada de la zona y fue seleccionado para participar de la evaluación. «¿Viste la pregunta capciosa que hacen sobre la semana?», planteó anoche Romina C., de Pilar, mientras volvía a mirar en su pantalla del celular la imagen que otra madre le había pasado por WhatsApp. Se refería a la consulta del capítulo de matemática: «¿Cuántas horas hay en una semana de 5 días? A) 420. B) 300. C) 168. D) 120». «La semana, dice el diccionario, tiene siete días. Hasta está mal enunciado lo de semana de cinco días», concluyó mientras organizaba su día libre con su hijo, que está inquieto por el inminente viaje de egresados de 6° grado a Tandil, el primero que realizará sin sus padres. Ni las autoridades nacionales ni los gremios albergan esperanzas de que, en el aspecto educativo, la evaluación pueda dar sorpresas positivas. Las pruebas nacionales e internacionales de los últimos años han demostrado las falencias de aprendizaje que tienen los alumnos. El 53,6% de los chicos de 15 años no supera el nivel mínimo de lectura; el 66,5%, la comprensión de matemática, y el 50,9%, la capacidad de entender ciencia. Esas cifras de PISA ubicaron al país entre los peores de América. Se estima que los resultados de las evaluaciones estarán disponibles para los primeros meses del ciclo lectivo 2017, aunque no se pondrán a disposición pública los resultados discriminados «por escuela», sino de manera global. Quizá para esa altura aún no se hayan acallado las críticas sobre los resultados de la última evaluación PISA, que se efectuó hace dos años en todo el país y que se difundirán en algún momento de diciembre de forma simultánea entre los más de 60 países en los que se realizó.

Con la colaboración de Fernando J. de Aróstegui.