El PRO y su insólita noción de calidad educativa

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Si cualquier persona interesada en el tema de la calidad educativa porteña entrara a la página del Gobierno de la Ciudad, esperaría encontrar una serie de estadísticas, argumentos y descripciones que den luz sobre ese tema. En vez de esto, el gobierno de la Ciudad logra, con mucha generosidad ideológica, proporcionarnos una radiografía exhaustiva de su curiosa perspectiva en relación a la educación.

En su página web publicó un análisis que vincula el nivel educativo alcanzado y su equivalente en cantidad de viajes a Mar del Plata o en metros cuadrados de un departamento.

Preguntas que preocupan al Ministerio de Educación porteño:

¿Cuántos viajes a Mar del Plata vale un título primario, secundario o universitario? Ya desde el profesorado, los docentes aprendemos a contextualizar los contenidos que le brindamos a nuestros alumnos. Esta pregunta insólita, descontextualizada, tiene su respuesta en la publicación mencionada, haciendo un análisis minucioso sobre nivel educativo alcanzado y su correlato en viajes a Mar del Plata, con la aclaración de que en el cálculo se incluye la pensión completa. Luego, en una reedición más pudorosa que la primera se consideró quitar este análisis de la página.

¿Cuántos metros cuadrados de una propiedad vale un título universitario? También hay respuesta para ello dentro de los cálculos de un Gobierno que parece medir torpemente lo que ellos consideran un gasto del Estado.

¿Cuántos niños alcanzarían a vacunarse si los alumnos no repitieran? Lo que hasta aquí podía leerse en tono de absurda comedia, desnuda la perspectiva de una gestión que estipula un costo educativo según la salud de los niños de la Ciudad.

Los docentes decidimos qué trayectoria educativa necesita cada niño en base a análisis sobre los conocimientos alcanzados, los progresos que fue realizando, las características subjetivas del niño y la oferta educativa. Ningún docente pudo imaginar nunca que trabajaba para un Gobierno que le sugiere que las decisiones pedagógicas deben verse a la luz de los costos de la política sanitaria de la Ciudad.

Por último, el gobierno de la ciudad apela a un mito instalado en la sociedad que es el ascenso en la escala social en base al nivel educativo individual. Solamente que los cálculos que utiliza son poco alentadores. Afirma que con el nivel primario el 74% llega a conseguir trabajo mientras que con la secundaria, lo hace el 78%.

 

En vez de estos cálculos absurdos, vacíos, individualistas y mercantilistas, los docentes realizamos la doble tarea de proponerle cotidianamente a nuestros alumnos otros argumentos para su desarrollo pedagógico al mismo tiempo que reclamamos al Gobierno de la Ciudad profundice la inversión educativa construyendo más escuelas, ampliando la participación de la comunidad, promoviendo trayectorias que convoquen y respeten la diversidad cultural, entre otras cosas.

Nociones como proyecto social, inclusión educativa, derecho social a la educación, comunidad, desarrollo personal, desarrollo del conocimiento científico, actividades culturales, entre otras nociones, sólo encuentran espacio en una educación soñada como proyecto colectivo, en una educación verdaderamente de calidad.

Los cálculos del estilo ¿cuántas botas son seis botines? Que parecen apasionar al Ministro Bullrich sólo pueden caberle a una humorada sobre asuntos menos sensibles que los educativos. 


Ver nota evaluación educativa del gobierno de la Ciudad