El frío que se sufre en las escuelas porteñas

En solo 4 días se relevaron 75 escuelas sin calefacción en la Ciudad.

Docentes y familias denuncian que es imposible dar clases cuando no hay gas o no anda la caldera. «Que el frío no frene el esfuerzo», pide Acuña en un mensaje, y sugiere que «lleven mantas».

Llegan las bajas temperaturas y no hay nada de extraño o inesperado en eso, más allá de la «advertencia violeta» por la ola de frío. Pero los docentes denuncian que las escuelas porteñas no fueron preparadas para esta eventualidad invernal, y que en solo cuatro días relevaron 75 escuelas que no tienen calefacción. Durante el fin de semana las familias recibieron la recomendación del Ministerio de Educación porteño de que los chicos y chicas «lleven a la escuela varias capas de ropa liviana superpuesta, además de buzo o suéter, bufanda, guantes, gorro y campera. También pueden llevar una manta». Además se informa que «se propondrán actividades pedagógicas que involucren movimiento». Angélica Graciano, secretaria general de la Unión de Trabajadores de la Educación, evaluó que el Gobierno porteño «banaliza algo que tiene que ver con el padecimiento, como es pasar frío y no tener algo caliente para tomar» en las escuelas. Página/12 no obtuvo respuesta del Ministerio de Educación ante la consulta por esta situación.

La UTE encaró un relevamiento sobre las escuelas públicas porteñas con problemas de calefacción. En apenas cuatro días, reunió denuncias de 75 establecimientos escolares donde alumnos y docentes están sufriendo frío mientras están en clases, debido a que las estufas o calderas no pueden ser encendidas por la falta de mantenimiento. Hay escuelas en que el gas está cortado por pérdidas que demandan obras que no fueron encaradas, como la Escuela de Cerámica 1 del distrito 2, en Bulnes y Rivadavia.

En otras el problema es que el Gobierno no pagó la factura de gas. Es el caso de la escuela 5 del distrito 7 «Juan B. Peña», en Flores, cuyas familias iniciaron un reclamo público: «El Peña tiene frío. En la presencialidad cuidada el Gobierno de CABA no pagó el gas».

«Hay casos como el de la escuela primaria 25 del distrito 1, en el Polo Múgica, donde el edificio es nuevo y no tiene final de obra, ni siquiera le pusieron calefacción todavía. Pero el problema más extendido es la falta de mantenimiento”, detalla Pablo Francisco, secretario de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de UTE. La secundaria vecina sí tiene final de obra, pero la caldera funciona mal.

“Al llegar el invierno se ven las consecuencias de la falta de inversión en infraestructura escolar. El gobierno de la Ciudad sabía desde hace meses que esto iba a pasar. Las escuelas estuvieron cerradas la mayor parte del año pasado, desde que comenzó el aislamiento hasta que empezaron a funcionar las burbujas, sin ningún mantenimiento. En febrero, cuando volvimos a las aulas, encontramos que había obras abandonadas desde 2019″, señala Francisco.

«En condiciones extraordinarias como fueron las de la pandemia era necesario fortalecer la inversión y en cambio (Horacio) Rodríguez Larreta recortó el presupuesto para infraestructura escolar un 78 por ciento”, denuncia. A este recorte (de 3068,7 millones de pesos en 2020 a 1140,4 millones anunciados para 2021) hay que sumar las licitaciones para refacciones en escuelas que dio de bajaLa última, según dejó constancia en el Boletín Oficial, en marzo pasado, por un total de 6 millones de pesos, siguió a un recorte anterior de obras por otros 476 millones de pesos.

«Larreta destina 2 mil millones para pauta y solo mil millones para infraestructura edilicia, pauta para los medios y mantas para los chicos», sintetiza Eduardo López, el secretario general adjunto del gremio. «No es una paloma, es un sabandija», concluye.

La semana pasada docentes y familias organizaron un «frazadazo» frente a la sede del Ministerio de Educación porteño, que queda en el Polo Múgica, con este mismo reclamo. «Tienen un ministerio acá en el barrio y nunca logramos que la ministra o algún funcionario se reúna con nosotros, nunca se hicieron presentes ante nuestros reclamos. Se viene cortando la luz y no hay agua en la escuela. Ahora pretenden que nuestros hijos vayan a la escuela, pero tampoco hay estufas», denuncia Ana María, mamá de la 25, recordando aquella movilización.

Lleven mantas

Durante el fin de semana, docentes y familias de la comunidad educativa recibieron una comunicación del Ministerio de Educación. «Seguimos convencidos de que cada día en el aula cuenta», refuerza Soledad Acuña en el envío, y alienta a que «el frío no frene el esfuerzo». 

Allí se da por hecho que en todas las escuelas «la calefacción estará encendida permanentemente», y se informa que «las puertas y ventanas pueden permanecer cerradas para mantener el calor hasta que los/as chicos/as ingresen al aula, y luego abrirlas lo suficiente para garantizar que el ambiente esté adecuadamente ventilado». También se menciona que “se propondrán actividades pedagógicas que involucren movimiento”. Y se recomienda enviar a los chicos y chicas con “varias capas de ropa liviana superpuesta, además buzo o suéter, bufanda, guantes, gorro y campera”. “También pueden llevar una manta”, agregan.

«Tanto cinismo ya roza lo ridículo», denunció la legisladora por el Frente de Todos Paula Penacca. «Tiene el presupuesto más rico del país pero recorta en infraestructura, no garantiza la calefacción en las aulas y le pide a los y las estudiantes que lleven mantas para atravesar el frío. Para Larreta la educación no es una prioridad».

«Hace más de dos meses que venimos reclamando al Gobierno de la Ciudad la revisión no solo de los protocolos en el caso del frío para que se suspendan las clases en donde no hay calefacción, el pase a la virtualidad y que se respete el acuerdo del Consejo Federal de Educación referido a la tasa de incidencia, que en Buenos Aires es superior a 500″, suma Graciano.

El relevamiento

Desde UTE detallaron que la mayoría de los edificios escolares tienen sistemas de calefacción a gas, algunas con calderas centralizadas, otras con radiadores o conductos de aire que van por todas las aulas. En el nivel inicial, donde hay más construcciones nuevas, también hay sistemas eléctricos (splits).

El gremio hizo el relevamiento a través de un formulario de consulta al que se accede en la web, donde la comunidad educativa fue reportando qué escuelas están sin calefacción. Con estos datos armó un «mapa del frío en las escuelas«, que va actualizando según sean atendidos o no los reclamos de mantenimiento. Este lunes por la mañana, mientras el Servicio Meteorológico emitía una advertencia violeta por las bajas temperaturas, el mapa del frío mostraba casi 60 escuelas con problemas para calefaccionarse. Para la tarde, el número ascendía a 75.

El mapa del frío en las escuelas realizado por la Unión de Trabajadores de la Educación

Dar y tomar clases con frío

Julieta es maestra de una sala de 5 en una escuela infantil de Villa Soldati que recibe a niños y niñas desde 45 días. Cuenta que el establecimiento arrastra problemas en la caldera desde 2018, cuando las familias tuvieron que cortar la calle después de un mes sin gas. «Hicieron un arreglo pero muy provisorio, desde entonces una parte de la escuela se queda sin calefaccionar; ahí hay cuatro salas, una de 4, otra de 3 y dos de 5. Estamos con techo de chapa, ventanas abiertas por la circulación de aire, y sin calefacción. Hoy (por ayer) la pasamos muy mal», dice a Página/12.

«Hasta que no llegamos a casa y nos bañamos, a nosotras no se nos va el frío. ¡Imagínate los nenes y las nenas!«, lamenta la docente. «Da bronca porque no es de hoy, hace semanas que tenemos frío y reiteramos el reclamo. Así como vienen los nenes emponchadísimos de la casa, así pasan todas las horas en el aula. Así no se puede aprender», asegura.

La docente relata una escena que se repite en otras escuelas cuyos docentes hablaron con este diario. La directora informa a la supervisora que en esas condiciones va a suspender las clases presenciales hasta que arreglen la caldera. Desde el Ministerio de Educación insisten –más o menos sutilmente, según los casos– para que sea la escuela la que encuentre una solución alternativa: mudar las salas a la parte que tiene gas, por ejemplo. «Pero parece que se olvidan de que tenemos que trabajar en burbujas. No podemos amontonar a los chicos. A pesar de que la asistencia sigue siendo baja: yo tengo 25 nenes en lista, de los que están viniendo 15», relata Julieta.

En este caso la directora «se planta» y dice que hasta que no consigan el famoso repuesto faltante para la caldera, o al menos envíen caloventores, va a suspender las clases presenciales durante el frío intenso. La virtualidad se impone de hecho y no buscada. «Nuestra comunidad no tiene conectividad ni equipos, cuando hay compus son de hermanos de primaria o secundaria. Las docentes trabajamos con grupos de WhatsApp, pero vamos a sostener las clases virtuales, mañana enviaremos la actividad», dice la maestra.

Emmanuel Fariña es maestro de sexto grado en una escuela del Bajo Flores, cuenta que la estufa anda a veces sí, y muchas otras veces no. «Yo no me imagino a nadie en un trabajo con puertas y ventanas abiertas, sin calefacción, y que eso sea normal. Bueno, para nosotros pareciera que tiene que ser normal», reflexiona.

La misma condición de «inviabilidad» plantea para la situación de enseñanza – aprendizaje: «Queda relegada, es difícil pensar en un contenido didáctico cuando se está pasando frío. Por protocolo ahora no se puede servir desayuno, así que tampoco está la posibilidad de tomar algo calentito», repasa. «Cuando veo que me proponen ‘actividades pedagógicas vinculadas con el movimiento’, no sé si reír o llorar. Voy a poner a correr a los pibes para que aprendan matemática», ironiza.

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