Pese a ser una de las jurisdicciones más ricas del país, la Ciudad de Buenos Aires, ofrece a los docentes una de las recomposiciones salariales más reducidas. Mientras provincias como San Luis, Formosa, Neuquén, Santa Fe o Córdoba realizaron aumentos que oscilan entre el 24,5 y el 40 por ciento, el gobierno porteño se limitó a una propuesta de 19 por ciento en línea con la orden del ejecutivo nacional. Del mismo modo, la Provincia de Buenos Aires junto a Corrientes, Jujuy y Mendoza gobernadas por la Alianza Cambiemos se mantuvieron en porcentajes similares. Si bien hay excepciones, donde no gobierna el oficialismo nacional y los ofrecimientos fueron menores, como el caso de Santa Cruz, Chubut y Salta, la lectura completa del mapa paritario demuestra claramente la decisión del gobierno Nacional de reducir el poder adquisitivo de los trabajadores. Lo confesó sin eufemismos el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, hace unos días, cuando expresó en Washington “las paritarias en el Estado no le pueden ganar más a la inflación”.
A esto hay que agregar que, al mismo tiempo, el Macri presidente eligió al gremio docente como ejemplo de disciplinamiento. Si triunfa en ese intento tiene el camino allanado para arrodillar al resto de los trabajadores. Cuando Macri era candidato a presidente y Jefe de Gobierno de la Ciudad, actuaba como Mauricio y respetaba los acuerdos de la Paritaria Nacional Docente. Hoy, como presidente actúa muy distinto y se convierte en el garante de la rebaja del salario real con dos mecanismos complementarios. En el sector privado, utiliza el aumento del desempleo y los despidos para congelar salarios. Y en el ámbito estatal, anula la Paritaria Nacional aunque ello implique incumplir las leyes y los compromisos electorales.