Soledad Acuña y los docentes: del autoritarismo a la subestimación de los alumnos

«¿Qué nos dirán por no pensar lo mismo?»

La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, difundió un video en en el cual formula cuatro afirmaciones sobre las que resulta interesante reflexionar.

(1) “La raíz de la sobreideologización y la militancia docente está en la formación docente.”

Los docentes militarían y tendrían una ideología ”excesiva”, según la óptica de la ministra, porque los planes de estudio los inducirían a esa ideología y a esa militancia.

Ahora bien, teniendo en cuenta que los núcleos de la formación docente para todos los niveles, excepto el universitario, son acordados por los 24 ministerios de Educación provinciales reunidos en el Consejo Federal, ¿será que los otros 23 ministros complotan para que tengamos una formación docente tendiente a graduar maestros y profesores, digamos, “populistas”? Un disparate.

(2) “Los docentes deben enseñar a pensar, no decirles a los chicos qué pensar.”

Obviamente, estamos de acuerdo. Pero no se puede enseñar a pensar si suponemos posible la neutralidad docente. Como señaló Paulo Freire: “Debido a que la educación es asunto de política, jamás es neutral. Cuando tratamos de ser neutrales, como Pilatos, damos apoyo a la ideología dominante. Es preciso que admitamos que somos políticos. Ello no significa que tengamos derecho de imponerles a los estudiantes aquello por lo que políticamente hemos optado. Pero sí tenemos el deber de no ocultar cual ha sido nuestra opción. Los estudiantes tienen derecho a saber cuál es nuestro sueño político. Y entonces estarán en libertad de aceptarlo, rechazarlo o modificarlo. Nuestra labor no es la de imponerles a ellos nuestros sueños, sino la de retarlos a que tengan sus propios sueños, a que definan sus preferencias, mas no a que las adopten de manera no crítica”.

(3) “La virtualidad nos permite ver lo que pasa en las aulas y las denuncias nos permiten intervenir.”

Aquí el deslizamiento al autoritarismo es evidente. La no presencialidad permitiría la presencia del Estado evaluador, pero ya no de la calidad, como comenzó a discutirse en los años 90, sino de las ideas de los docentes. La cámara de la computadora permitiría ver el “lavado de cerebros” operado por los docentes “populistas” sobre los indefensos adolescentes, que carecerían de todo bagaje para pensar y simplemente quedarían para siempre repitiendo los puntos de vista de sus profesores. Esta afirmación suma al autoritarismo (el Estado evaluando las ideas de los docentes en clase) la subestimación de nuestrxs adolescentes.

(4) “El problema educativo radica en el perfll de quienes eligen estudiar para docentes, que eligen militar en lugar de hacer docencia.”

Para la ministra, el problema no estaría sólo en los docentes, sino en los estudiantes de profesorado. Ya en los años 80 diversas usinas (UPAU, Eseade, Ricardo Zinn) denunciaban como uno de los principales problemas del sistema educativo argentino la politización de los alumnos. Este discurso fue retomado en los años 90 por el Banco Mundial. Daniel Cano reflexionaba en 1996: “Por momentos, el lenguaje hace acordar a algunos estudios de las décadas de 1950 y 1960, preocupados por la ‘politización’ y el ‘potencial revolucionario’ de los movimientos estudiantiles”.

Demonizar la política, los estudiantes y los profesorados se conecta con una propuesta de la Fundación FIEL de 2000: “El número de instituciones de formación docente debería reducirse de 1117 a 250 aproximadamente”.

Y se conecta también con la más reciente prédica de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, que intentó durante su mandato enfrentar a docentes y familias, proponiendo inclusive la figura del docente voluntario en reemplazo del docente titulado y agremiado.

Ahora bien, si el problema es que quienes eligen la docencia son adolescentes “populistas”, ¿cómo se evitaría su ingreso a la docencia? ¿Acaso tomando un examen de ingreso donde se indagara a los aspirantes acerca de sus preferencias políticas, descartando a los “populistas”? Como cantó León Gieco en “Los salieris de Charly”, ¿qué nos dirán por no pensar lo mismo, ahora que no existe el comunismo?

* Mariano Echenique es Doctor en Ciencias de la Educación (UNLP). 

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