El gobierno porteño presentó el primer informe de la “secundaria del futuro”, con datos recolectados de las escuelas que participaron de la primera etapa de su aplicación. La Ministra de Educación de la Ciudad Soledad Acuña expresó que la experiencia fue exitosa.
Sin embargo, en las escuelas afectadas esta reforma que el ejecutivo siempre se negó a debatir, se vive como sobrecarga laboral de docentes, horarios de imposible cumplimiento e infraestrucura edilicia en crisis. A esto se suma el subsuelo tecnológico producido por las políticas de desinversión de este gobierno ya que sin internet y con pocas máquinas dificultan el proceso pedagógico y las estrategias didácticas de los y las docentes. Las plataformas no funcionan y al no tener conexión lxs docentes hacen el trabajo fuera de horario. Muchas veces, bajo presión, renuncian a horas propias y titulares para pasar horas de la escuela que no son titularizables, ni trasladables, ni estables, y quedan atadas a ese curso.
La ministra también destacó la importancia de la integración de materias en distintas áreas lo que permite un trabajo interarial que favorece el trabajo en equipo en las planificaciones didácticas. Pero, nada dice, de la pérdida de horas para el profesor o profesora que realiza esos talleres interáreas en horarios incumplibes.
Tampoco habla de la reforma curricular en el área de Técnica, donde tiene resolución del ciclo básico y ciclo superior, con lo que de modificarse se perdería la territorialidad de las incumbencias de los títulos técnicos, que además tienen matrícula.
Una vez más la gestión porteña usa el marketing y el maquillaje para ocultar las verdaderas intenciones del proyecto educativo denominado “Secundaria del futuro”.
La comunidad educativa en reiteradas veces se pronunció en contra de esta reforma inconsulta y compulsiva, que pone en riesgo los puestos de trabajo de muchos docentes y propone un perfil de egresado funcional a las necesidades y requerimientos empresariales de mano de obra barata y sujetos acríticos.
Por tal sentido desde la UTE rechazamos de plano los análisis inconsistentes de la propuesta piloto de la ESF y manifestamos nuestra preocupación ante la destrucción de la enseñanza secundaria de la CABA, bajo modelos de precarización, flexibilización y mercantilización de la educación.