Desde la UTE repudiamos las declaraciones de la Ministra Soledad Acuña, que manifestó que los chicos/as que dejaron la escuela durante la pandemia y no regresaron «están perdidos en los pasillos de una villa».
La misma que hace pocos meses calificó a los docentes de pobres, fracasados y sin capital cultural vuelve a poner en evidencia, una vez más, el carácter clasista de su pensamiento y el de la gestión de gobierno de la Ciudad, para quienes aquellxs estudiantes más vulnerados son elementos de descarte en lugar de ser destinatarios políticas públicas para sostener sus trayectorias escolares, más aún en un contexto de pandemia.
Reiteramos en innumerables oportunidades la necesidad de que nuestrxs estudiantes cuenten con conectividad, con computadoras y con un plan de asistencia y acompañamiento pedagógico que estuviera y esté a la altura de las problemáticas necesidades y potencialidades de cada espacio educativo en la CABA. Sin embargo, lo que obtuvimos junto a las comunidades escolares fue la descalificación a nuestras formaciones, a nuestra diversidad y pluralidad pedagógica, a nuestras convicciones como educadores y a los trayectos formativos de miles de estudiantes que hemos acompañado en estos casi dos años de cambios en función de la coyuntura electoral porteña y sus internas políticas de cara al 2023.
Muestra de ello es la reducción permanente del presupuesto educativo desde hace más de 10 años, la negativa a entregar dispositivos y conectividad, y la falta de más de 20 mil vacantes, principalmente en las barriadas populares.
Como maestrxs, estamos convencidxs que la mejor herramienta de transformación social es la escuela, que las condiciones socioeconómicas no son destino, que nunca es tarde para volver a las aulas y exigimos al Gobierno de la Ciudad que despliegue políticas públicas efectivas para que todxs lxs estudiantes tengan garantizado el derecho a la educación.