01.06.2013. La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) rechazó la conformación del Instituto para la Evaluación Educativa, anunciado el jueves por el gobierno porteño, al considerar que a través de ese mecanismo se pretende una evaluación “estandarizada, individualizante y vinculada con rankings”. Según el gremio, este tipo de sistemas de evaluación es planteado “por las políticas neoliberales con probadas muestras de fracaso”.
El sindicato expresó su rechazo al proyecto de ley anunciado el jueves por el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, junto a su ministro de Educación, Esteban Bullrich, y a la titular del área de evaluación, Silvia Montoya, ex integrante del equipo de Domingo Cavallo.
El gremio manifestó, a través de un comunicado, que se quiere implementar un instituto “externo al proceso educativo para que las consultoras internacionales hagan negocios con la educación de los porteños”.
El secretario general de UTE, Eduardo López, criticó la decisión del Gobierno de la Ciudad de implementar un sistema de incentivos basados en darle una nueva biblioteca a la escuela que mejore un 10 por ciento” en su evaluación o regalarles un viaje a Bariloche a los chicos de séptimo grado que mejoren un 20 por ciento su rendimiento.
“El acceso a bienes culturales o a instancias de recreación son aspectos distintos del derecho a la educación que deben ser garantizados por el Estado y no utilizados como premios y castigos en base a mediciones descontextualizadas”, dijo López.
Por su parte, la diputada Virginia González Gass (PSA) también cuestionó la propuesta. “El modelo de educación solapado en el proyecto oficialista responde a una matriz neoliberal que fragmenta el actual sistema y apunta a discriminar entre escuelas de primera y de segunda”, aseguró.
Para González Gass, “la avanzada macrista deja abierta la incógnita sobre si los datos recolectados serán para fines estadísticos y de planeamiento, o se les dará un uso ilegítimo para fomentar la competencia en las escuelas”.
“Este tipo de experimento –agregó– se ha utilizado en otros países de América latina y ha demostrado que estos modelos de evaluación no resuelven problemas estructurales ni promueven una educación de excelencia; por el contrario, los agrava ya que se genera un ámbito de competitividad entre los educadores, quienes se esfuerzan más por conseguir buenos puntajes en la evaluaciones que en mejorar el rendimiento y la calidad de la información para con sus alumnos.