El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, su Ministro de Educación Esteban Bullrich y la Directora de Evaluación de ese Ministerio, acaban de presentar un proyecto de evaluación de las instituciones educativas, difundido en los diarios de la Ciudad, destacando que toman como modelo el que lleva adelante «el gobierno socialista de Ecuador».
Celebramos que nuestro Jefe de Gobierno, que nos tiene acostumbrados a políticas conservadoras y alineadas con EEUU, haya decidido imitar al Gobierno de la República de Ecuador.
Correa reivindica la integración latinoamericana con Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y está pidiendo, en estos días, la incorporación plena al Mercosur.
Correa, en su paso por Buenos Aires, denunció el papel de los medios de comunicación hegemónicos que en Ecuador, igual que Clarín en Argentina, actúan como partidos políticos opositores.
Correa reivindica el papel de los pueblos originarios en su país, mientras que el Ministerio de Educación porteño prohibió los materiales del bicentenario que rescataban la historia y la identidad de estos pueblos y el PRO no quiere discutir el retiro del monumento a Roca en el Centro de la Ciudad. Ecuador, igual que Argentina, realizó una fuerte quita a la deuda externa de su país. Pero quizá Macri sólo quiera abrazar el socialismo en el terreno educativo. En ese caso, le informamos que lo primero que hizo Ecuador fue una masiva capacitación docente, por la cual los maestros y profesores trabajan sólo un turno al frente de alumnos y en el otro realizan la capacitación obligatoria.
Junto a ello, se realizó una amplia distribución de textos escolares de cada asignatura y libros a todos los alumnos de primaria y secundaria.
Correa eliminó la matrícula que debían pagar los padres de las escuelas públicas y distribuyó guardapolvos a todos los chicos.
Se realizó una formidable inversión en infraestructura escolar, mientras que en la rica ciudad de Buenos Aires el ejecutivo envió a la legislatura un presupuesto en el que se baja el porcentaje destinado a educación, con respecto al año pasado.
De todas formas, nosotros no creemos que haya que imitar políticas de otros países. Debemos generar políticas educativas propias, con la participación de toda la comunidad educativa. Ahora, lo único que imita Macri de Correa es el aspecto más conflictivo de todas sus medidas.
Lo que da miedo no es, como dice el Jefe de Gobierno, las transformaciones, sino el ataque sistemático que sufre la escuela pública durante su gestión.
Y este anuncio de evaluar y elaborar un ranking de escuelas no es más que otro intento de aplicar las leyes del mercado en el sistema educativo con un puntaje a la “calidad” educativa para que, mágicamente, la competencia entre escuelas provoque una mejora en la calidad. Estas políticas, lejos de buscar mejorar el sistema educativo, están hechas para profundizar las diferencias y son el primer paso al financiamiento por rendimiento, tal como se lleva a cabo en Chile. Sería interesante que de la misma manera que otorgan puntaje a las escuelas generando el “mapa de la calidad” hicieran público el mapa con los subsidios que reciben cada una de las escuelas privadas, con el fuerte aumento que tuvo en los años PRO.
Sin lugar a dudas, la situación social de los alumnos y el contexto van a contribuir en el rendimiento escolar. Por eso, poner una nota es seguir estigmatizando a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. No es nada nuevo. Ya lo hizo el Jefe de Gobierno cuando culpó a la “inmigración descontrolada” de la conflictividad social que sus políticas causaron. Lo único novedoso es que quiera ser comparado con el Che Guevara por hacerlo.
El efecto de estigmatización de las escuelas más pobres es inevitable, a la vez que parece condenarlas al fracaso en una categoría analítica tan brutal como simplista.
Los docentes queremos otra evaluación porque creemos en otra concepción de la educación de calidad.
De la misma manera enfrentaremos cada una de las políticas de mercado que intentan implementar en el sistema educativo. Porque para nosotros la buena educación no es la que alcanza una nota determinada, la que se ubica en un estándar preconcebido o la que trepa a un ranking descontextualizado. Si no la que permite y anima a los sujetos a ampliar sus horizontes de derechos y sus capacidades de intervención en las distintas esferas de la vida, tanto en lo individual como en lo colectivo. Por eso, este año ya fracasó el Gobierno del Pro en su intento de “mediciones estandarizadas” cuando rechazamos masivamente la consulta a las escuelas primarias.
No es con medidas mercantilistas y privatistas como se mejora la calidad. Se requiere más inversión, capacitación docente permanente y participación de los docentes en la elaboración y evaluación del proyecto educativo.
Por eso, los docentes insistimos con nuestro planteo sobre la evaluación educativa a la chilena que propone el Gobierno de la Ciudad: «Así No». Y nos movilizaremos el próximos Jueves 13 contra el presupuesto educativo enviado por el Ejecutivo de la Ciudad a la Legislatura Porteña.
Seguiremos enseñando y construyendo una escuela pública para todos y todas.
Comisión Directiva de UTE