22.01.2014. Lo expresó el secretario general de UTE, Eduardo López, durante una nueva movilización de gremios, docentes y padres por la falta de soluciones tras las fallas de la inscripción online.
Por: Javier Borelli
Las letras de distintos colores mostraban que la lucha puede vivirse con alegría. «Ni Papá Noel, ni los Reyes Magos, ni Bullrich trajeron las vacantes», decía la remera de Joaquín, de tres años, que miraba con curiosidad los globos amarillos a su alrededor. Su madre lo sostenía con un brazo y con el otro hacía flamear una bandera, también colorida, en defensa de la educación pública. Dos veces le confirmaron la inscripción y otras tantas se la dieron de baja hasta que el lunes, finalmente, recibió un llamado asignándole un lugar para el nivel inicial: en una tercera escuela y en un turno distinto del que había pedido. Aún así, quien la llamó le dijo que no era definitivo. Su historia es una de las 14 mil correspondientes a chicos de ese nivel educativo que el gobierno de la Ciudad se comprometió a resolver antes del 2 de febrero, junto con las 3500 vacantes que faltan para niños a nivel primario y secundario. Para exigir que así sea, cientos de personas se movilizaron ayer a las puertas del Ministerio de Educación de la Ciudad convocados por la multisectorial «ningún niño sin escuela pública».
«De las cinco escuelas con vacante elegidas, ninguna», decía el cartel naranja escrito con marcador negro que sostenía María de los Ángeles Borda. «Entre al sistema de inscripción para anotar a mi hijo de 5 años. Puse las opciones que me pedía para elegir dentro del área en la que vivo y el 9 de diciembre recibo un mail que dice que no tenía vacante», comienza su relato. Allí siguió un raid de gestiones telefónicas, presenciales y por correo electrónico en el que tuvo que escuchar que ya no había vacantes de doble escolaridad como ella pretendía y, finalmente, que las había pero a más de 40 cuadras de su casa. «Ahora me dicen que soy yo la que no quiere aceptar la vacante porque quiero que sea como dice el reglamento dentro del radio de diez cuadras de mi domicilio. Macri y Larreta dicen que somos exquisitos y queremos la primera opción, pero yo puse cinco y me da lo mismo la primera o la quinta…», repite con la voz entrecortada.
A su alrededor pasan otros padres que resumen su historia en un cartel («Ambar 3 años sin vacantes») o en una remera («Devuélvanme la vacante que me sacaron»). Algunos se ven en persona por primera vez tras largos intercambios en el grupo de Facebook «No a la inscripción online», que ya tiene más de 2400 integrantes.
«Este es el mecanismo que usa el gobierno de la ciudad para expulsar a la gente de la escuela pública. Porque si vos no dejás inscribir en los grados que están en las etapas iniciales, después vas a tener menos alumnos. Porque una vez que se expulsó a alguien, es difícil que vuelva», señaló el legislador porteño por el Frente para la Victoria, Jorge «Quito» Aragón. En la misma tesitura se expresó el dirigente del Partido Obrero, Marcelo Ramal, quien evaluó que “el macrismo deja pasar el tiempo para que los padres lógicamente se desalienten y busquen matricula en la educación privada. Y eso solo podemos quebrar con la movilización”, señaló.
Pablo Ferreyra, de Izquiera Popular, también se acercó a dar su apoyo y destacó la unidad de los distintos sectores gremiales, políticos y sociales que generó el reclamo. «El día que podamos poner los ejes nosotros y no solamente estar en medidas defensivas, como nos obliga el macrismo, vamos a estar hablando de una profundización de la educación pública en la ciudad de Buenos Aires».
En el mismo sentido se expresó Eduardo López, Secretario General de la Unión de Trabajadores por la Educación (UTE) y uno de los impulsores de la multisectorial por las vacantes. «El gobierno de la ciudad no se da cuenta que lo que hace es un bumeran. Hoy fueron cientos de compañeros en un día de lluvia. Es un orgullo ver que las familias son cada vez más conscientes de sus derechos: quien elige la escuela pública debe tener una vacante.»