A cinco días del comienzo de la última etapa de la presencialidad plena impuesta por el GCBA, la realidad que atraviesan las comunidades educativas se vuelve cada vez más visible por sobre el ocultamiento y el marketing electoral.
Desde la eliminación del protocolo del distanciamiento social en todo el sistema educativo se debieron cerrar más de 1000 burbujas, lo que representa alrededor 1500 docentes y más de 15 mil chicos y chicas de las escuelas de la Ciudad que debieron ser aislados en sus hogares y, en muchos casos ser sometidos a hisopados.
A la eliminación del distanciamiento se le suma la falta de materiales de bioseguridad y medidores de dióxido de carbono para poder adecuar los niveles de presencialidad a la situación real de cada aula.
Asimismo la población estudiantil todavía no ha sido vacunada, por lo que se encuentra vulnerable a los contagios por la circulación del virus y por la aparición de nuevas cepas.
Seguimos exigiendo materiales de seguridad, medidores de dióxido de carbono, vacunación para los menores y, fundamentalmente, el respeto del distanciamiento social recomendado por todos los especialistas para sostener una presencialidad responsable.