“Si desde la Ciudad quieren sostener la “presencialidad” a cualquier costo, entonces que digan cuáles son las actividades, además de la nocturnidad, que se van a suspender”; Martín Barrionuevo, senador provincial de Corrientes.
Desde la semana epidemiológica N° 12, del 21 al 27 de marzo, la franja etaria de 10 a 19 años es en la que más aumentaron los contagios de Covid 19, según se revela en las estadísticas sistematizadas por el contador y senador de Corrientes, Martín Barrionuevo –ver recuadro-. A partir de ese momento, la curva de crecimiento de casos en niñas, niños y adolescentes es exponencial, superando incluso al aumento en el rango de 20 a 29 años, personas obviamente más independientes y activas laboralmente. Lo mismo sucede con las/os más pequeños, hasta nueve años. El punto en común es la escolaridad. Epidemiólogos, funcionarios de distintos gobiernos, docentes y el resto de los integrantes de la comunidad educativa coinciden en que el mayor riesgo no está dentro de las aulas. Sin embargo, lo que genera las clases presenciales no se agota en cuatro horas, ni se limita a cuatro paredes más o menos ventiladas: circulación y viajes en transporte público, encuentro e interacción entre las distintas familias, reuniones sociales como cumpleaños, “juntadas” luego de las clases y hasta tareas grupales, son situaciones inseparables de la llamada “presencialidad”. “Desde la Ciudad –de Buenos Aires- debieran decir qué proponen cerrar adicionalmente para que se pueda sostener la “presencialidad”. Me parece que eso es lo que no se dice, porque sostener las clases presenciales queremos todos, pero la realidad es que medidas hay que tomar. Si desde la Ciudad quieren sostener la “presencialidad” a cualquier costo, entonces que digan cuáles son las actividades, además de la nocturnidad, que se van a suspender. Hay una falta absoluta de honestidad intelectual”, afirma Martín Barrionuevo.
“Desde que volvieron las clases presenciales, fue exponencial el crecimiento de los contagios entre los 9 y los 18 años”, fue el argumento central del presidente Alberto Fernández para determinar las restricciones.
Las clases en la Ciudad de Buenos Aires se iniciaron en primaria y en el primer año del secundario el 17 de febrero; un día después comenzó el crecimiento de los contagios en niños/as hasta nueve años y de 10 a 19 años, salto que se convirtió en vertical a partir del 25 de marzo. “Desde que volvieron las clases presenciales, fue exponencial el crecimiento de los contagios entre los 9 y los 18 años”, fue el argumento central del presidente Alberto Fernández para determinar las restricciones. “Todos los datos científicos dan cuenta de que el problema no ocurre en los colegios. Sí ocurre que detrás de la “presencialidad” de los alumnos en los colegios se genera un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana”. Esa misma fecha es la que coincide con el aumento de usuarios del transporte público en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires, CABA y Conurbano bonaerense) que registra el ministerio de Transporte –ver recuadro-: el pico de “+ 25%” se da también a fines de marzo, con las clases presenciales iniciadas en todos los ciclos. Es justamente esa circulación la que provoca que aumente el riesgo de contagio. Estas palabras están abaladas por las estadísticas que elabora el ministerio de Salud de la Nación –ver recuadro- “Hay que poner en valor las cosas que venimos analizando y, si bien el aula no es la principal fuente de infección, todo lo que se genera alrededor de las clases es lo que se ha tenido en cuenta y se ha ponderado para tomar esta decisión”, explica Carla Vizzoti, ministra de Salud.
“Posponer 15 días la “presencialidad” en la escuela es algo que se puede llegar a recuperar. Si al niño lo cuida la abuela, y la abuela fallece, no se recupera”, Sergio Snieg, médico pediatra.
El médico pediatra Sergio Snieg (MN 84411) describe que “en las últimas dos semanas, más que en la primera ola, llaman los padres de los pacientes para decirme “dimos positivo”. Antes conocías a alguien que conocía a alguien que daba positivo. Ahora todos conocemos a mucha gente que el test le dio positivo. “Posponer 15 días la “presencialidad” en la escuela es algo que se puede llegar a recuperar. Si al niño lo cuida la abuela, y la abuela fallece, no se recupera”.
Suele hablarse ligeramente sobre el daño causado a las/os chicos si no asisten a la escuela con sus compañeras/os. Claro, omiten el “detalle” de la pandemia. Es por ello que Gabriela Dueñas, -Dra. en Psicología y Psicopedagoga- observa la angustia generada en las/os chicos desde el campo de la salud mental: “¿Alguien piensa en la angustia y la culpa que puede generarle a un niñx saber que sus adultos significativos están jugándose la vida por el Covid en una terapia intensiva y que por ahí ellxs mismos fueron quienes lxs contagiaron?”
“¿Alguien piensa en la angustia y la culpa que puede generarle a un niñx saber que sus adultos significativos están jugándose la vida por el Covid en una terapia intensiva y que por ahí ellxs mismos fueron quienes lxs contagiaron?”
“Desde que empezaron las clases, aparecen los cuadros febriles que son indiscriminados si son o no Covid. Se ha incrementado notablemente los casos de familias que se van enfermando a raíz de que las contagiaron los chicos y adolescentes”, explica Lidia González, médica pediatra (91742) que trabaja con afiliados a prepagas en la Ciudad de Buenos Aires. El aumento de casos pone en tensión a los sistemas de salud privado y público. Precisamente, desde el ámbito privado, Claudio Belocopitt, presidente de la Unión Argentina de Entidades de la Salud (UAS), fue tan gráfico como crudo: “Esto es una guerra y las medidas que tiene que tomar el Gobierno son feas, pero no queda otra. En una guerra no tenés mucha opción: comés mierda o comés vómito”. Por su parte, una de las máximas referentes en epidemiología del Hospital Garrahan le reveló a Télam que en las últimas semanas “los diagnósticos en niños/as y adolescentes se triplicaron, y hubo que habilitar otra sala Covid”.