Sólo el fenomenal blindaje mediático que protege a Horacio Rodríguez Larreta explica que no se convierta en un escándalo institucional la apertura de sesiones legislativas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Simplemente porque el Jefe de Gobierno decidió tomarse su tercer descanso vacacional en lo que va del año, tuvo que realizar el acto de gobierno de manera virtual. Parece que para Larreta la presencialidad es importante, pero más importante fue su viaje a Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia. Sus paseos irresponsables ya le habían generado aislamientos por contagio. Quizás haber transitado la enfermedad sin grandes sobresaltos refuerce su percepción de impunidad personal custodiada por los grandes medios de comunicación. Pero su falta de apego al cuidado no sólo lo afecta de modo individual. Lamentablemente su comportamiento irresponsable afecta a la salud de toda la ciudadanía porteña. Mientras en las escuelas se producen contagios y los docentes, estudiantes y familias hacen un gran esfuerzo por sostener el sistema educativo, el gobierno de la Ciudad sigue viviendo en un mundo de fantasía.
En su discurso de hoy volvió a declamar su interés por la educación sin que la vergüenza le moviera un músculo. Su gestión tiene el triste récord de haber aprobado el presupuesto educativo más bajo de la historia. En esa reducción sistemática los rubros más afectados son precisamente la infraestructura edilicia, necesaria para garantizar la presencialidad, y la inversión en tecnología y conectividad, necesaria para garantizar la virtualidad. Es decir, ninguna forma de relación pedagógica está impulsada por el gobierno de CABA, pese a su discurso. Al mismo tiempo, este año ha logrado una nueva marca: superó la cantidad histórica de niños y niñas sin vacante. De los 117 mil estudiantes que solicitaron un lugar en los tres niveles de las escuelas públicas porteñas, solamente se asignaron 61.200 vacantes. Es decir, Larreta deja a casi mitad afuera de la escuela, sea virtual o presencial. Esa es la verdadera medida de su interés por la educación.
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