Nueva Ciudad – Nota – 12/1172016. El titular de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) rechaza los recortes presupuestarios y asegura el en ocho años de macrismo «no cambió la política educativa, sino que cambió el discurso» respecto a los docentes. «Bajan el presupuesto, faltan vacantes, pero ya no te van a poner un Abel Posse», asegura.
Foto: Eliana Waiser
Por Nicolás Eisler
A pesar de su tono amable y pausado, Eduardo López es uno de los dirigentes sindicales más combativos que el macrismo encontró en su gestión porteña. Titular de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y de la CTA porteña que dirige Hugo Yasky, este profesor de Geografía sostiene que el PRO «no cambió la política educativa, sino que cambió el discurso» frente a los docentes. «Bajan el presupuesto, hay bajos salarios y faltan vacantes, pero ya no te van a poner un Abel Posse«, reflexiona. «Ellos sostienen que la Educación es una mercancía. Nosotros pensamos que es un derecho«, agrega.
–¿Cuál es el resultado de las inscripciones online este año?, ¿hubo inconvenientes?
–Por ahora no hay inconvenientes porque todavía no les llegó la notificación del Gobierno aceptando o no el pedido de las familias, eso ocurre en diciembre. Ahí es cuando el Gobierno comienza a incumplir la Constitución de la Ciudad.
–¿Por qué?
–Todos los que se inscriben tiene que tener una vacante. Está el artículo 24 de la Constitución, operativizado por un fallo de la Corte. Hubo una presentación de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y la respuesta del Tribunal Superior de Justicia fue que la Ciudad debe cumplir con al artículo 24 de manera operativa. El artículo plantea que si uno tiene un hijo menor de cuatro años y quiere enviarlo a la escuela, el Estado debe cumplir la vacante.
Para tener educación de calidad primero tenés que tener una vacante en la escuela.
–¿Hay diferencias entre el proyecto educativo de Mauricio Macri y el de Horacio Rodríguez Larreta?
–No, ninguna. Son proyectos que se basan en incumplimientos de las normativas. Para tener educación de calidad primero tenés que tener una vacante en la escuela. El segundo componente de la gestión que comenzó en 2007 es la reducción del presupuesto educativo. Cuando iniciaron el gobierno el porcentaje del presupuesto dedicado a la Educación era del 30% y hoy es del 19%. En el medio pasaron Mariano Narodowski, Abel Posse, Esteban Bullrich y hoy Soledad Acuña.Reducción del presupuesto, chicos sin escuela y encima faltan maestros. Se jubila una maestra y no hay otra que la reemplace. La herencia PRO es esa, es una falencia de las políticas públicas del macrismo.
–Además se subejecuta…
–Es su manera de bajar el presupuesto. Primero subejecutan y luego reducen.
–¿Qué ocurre con los chicos que no consiguen vacantes?
–Si sus familias tienen dinero, los envían a una escuela privada. Lo que sucede es que ese chico después se hace amigos en el jardín privado, después va a la escuela primaria de esa institución privada y termina en la secundaria, también privada. Eso va a generar que en breve haya más chicos en escuelas privadas que públicas.
–¿Y los que no pueden pagar un privado?
–En el barrio en donde yo vivo y enseño los padres no pueden pagar un jardín privado, entonces dejan a sus hijos en lo de un vecino, otros los llevan a talleres textiles en donde hay salas de 4×4 con 20 chicos y un televisor. Entonces los chicos pasan el día mirando Cartoon Network, en el Bajo Flores es muy común eso. Pero esos chicos son sujetos de derecho y deberían estar en la escuela. Ahí se abre una grieta en las que tienen plata. Trabajé muchos años en primaria y es claro que los que entran con cuatro años de jardín están mucho más adelantados que los que entran con un año de jardín.
–¿Qué es la educación de calidad? , ¿es un concepto de la derecha?
–Yo utilizo educación de calidad y no calidad educativa. Es sujeto es la Educación, la calidad es el adjetivo, tiene que ser un adjetivo de lo más importante, que es la Educación. ¿Qué es? La armonización de algunas variables, una es la inclusión. No hay calidad sin inclusión.
Si tengo 20 jóvenes y les tomo una evaluación es probable que el promedio de los 20 sea 7, algunos sacarán 8 y otros seis. Si echo a 19 y me quedo con uno y el año que viene le tomo una evaluación probablemente se saque 10. Pero no sería una educación de calidad, porque hay 19 afuera, yo no sería un buen maestro. La inclusión no es suficiente para que haya calidad, es necesaria. Además hace falta inversión y abordaje de las singularidades. Hoy las escuelas son muy heterogéneas y la educación tiene que ser singular, sabiendo el nombre de cada alumno y sacando de él lo máximo que puede dar.
–¿Qué se hace con los chicos que están más atrasados, hay una planificación?
–El Estado no tiene un plan para las singularidades, para eso hace falta más inversión, menos chicos por aula, talleres, horas de contraturno. Así los que tuvieron menos oportunidades las pueden tener. Tal vez un taller de radio para el que no tiene buena expresión oral. La escuela está pensada para que se pueda enseñar a pescar y no repartir pescados, eso nos dicen a los maestros. Pero la escuela tiene que poder abordar que no todos los chicos vienen con caña, anzuelo y carnada. Si hay algunos que aprendieron a pescar en la Laguna de Chascomús y otros en el Riachuelo, unos me van a traer unos pescados impresionantes y otros nada. Eso es la singularidad. Al que tiene todo le tengo que decir que me traiga mil pescados, no “esperá que tu compañero consiga caña de pescar”. Tengo que tener un abordaje para todos. Pero no puedo ponerme a decir que uno es mejor alumno que otro solamente porque trae más pescados. Para eso hacen falta recursos. Quiero poder acompañar al que puede y al que no. La derecha habla de “enseñar a pescar”, invisibiliza la desigualdad. Invisibiliza que no todos tienen caña. Toma pruebas estandarizadas, de manera tal que si a vos te va bien, tengo que invertir más en vos porque tus resultados son mejores. Y el Estado invierte más en mi y en mi escuela, y no deja entrar a los que obtienen peores resultados. Entonces todos los que tienen caña van a una escuela y los que no a otra. Pero cobran más presupuesto los que tienen caña. En EEUU se dejó de hacer en los ‘60, acá lo compramos tarde. En un país más igualitario tal vez se podría hacer. El multiple choice sirve si se complementa con preguntas cualitativas. Por eso nosotros planteamos que la evaluación tiene que ser contextualizada, integral y formativa, no solamente estandarizada. La derecha ataca mucho a la Educación, inteligentemente, porque es una herramienta de cambio.
–¿En qué sentido?
–Uno puede medir la mortalidad infantil en Chaco y en Capital. Y decir que como la mortalidad infantil en Chaco es mayor, los médicos de la Capital son mejores. Eso concluiría una evaluación estandarizada.
–Hay cada vez más injerencia de ONG´s y de la educación privada en la escuela pública. ¿A qué se debe?
–Tenemos concepciones distintas con el Gobierno. Ellos sostienen que la Educación es una mercancía. “Es un bien que yo te lo doy y te lo tengo que cobrar”. Nosotros pensamos que es un derecho. Sobre esa diferencia ellos apuntan a la privatización para terminar con la injusticia de la educación pública, estatal y gratuita. Nosotros apuntamos a lo contrario. Pero tiene lógica lo que hacen ellos: suben el subsidio a los privados, tercerizan, permiten que ONG´s entren al sistema educativo. Claro que lo hacen con interés: la Argentina es un mercado cautivo de 20 millones de consumidores que son los alumnos. Para ellos. Para nosotros se trata de adultos, jóvenes y niños que son sujetos de derechos.
–¿Cómo entran las ONG?
–Coca-Cola no entra como Coca-Cola, sino como Fundación Salud… Lo mismo con Mc Donalds, Microsoft.
La derecha ataca mucho a la Educación, inteligentemente, porque es una herramienta de cambio.
–¿Cuál sería el problema de que estas empresas comiencen a formar parte del ecosistema educativo?
–Que tienen intereses comerciales y la Educación no tiene que tener un interés comercial de buscar clientes, ni usuarios, ni consumidores. Al contrario, tenemos que formar hombres y mujeres libres que aborden críticamente los temas y decidan libremente sobre sus usus, consumos y mercancías que eligen. Para una empresa el fin es la ganancia y la Educación no tiene ese fin.
–¿Puede llegar a cambiar ese modelo?
–En algunos países funciona con la lógica del mercado. En Chile, por ejemplo. Era lo que decía Sebastián Piñera, “nada es gratis, alguien lo paga”. La paga la gente con sus impuestos, obvio. No en todos los países la educación es universal. No lo es en Chile, no lo es en México, no lo es en Colombia y tampoco en Perú.
–Estamos rodeados
–Uruguay tiene un buen sistema educativo. El mejor es el argentino por la ley 1420, es un valor universal muy arraigado. Desde Usuhaia a La Quiaca, gente de derecha y de izquierda, pobres, ricos, judíos, católicos, agnósticos, todos le dicen a sus hijos “Estudiá”. Eso no pasa en todos los países.
–Pareciera que con el tiempo hay ciertas barreras que se van corriendo en desmedro de la educación pública.
–Se van corriendo, pero les cuesta. El taxista que para en un semáforo, por más que le dé o no una moneda arranca y piensa “este chico debería estar estudiando”. Eso es bueno, pero peleás contra una maquinaria que dice que los empleados estatales son vagos y ñoquis, que los chicos son burros, que tienen una concepción barbárica de las mujeres y creen que los villeros son chorros. Pero al final del día, cuando hay un problema, la referencia es la escuela. Y los maestros o directores son siempre muy respetados en las barriadas. El “Nene estudiá” está en todas las casas. El “Nene sé ministro” no está en todas las casas.
–¿Lo putean los padres de alumnos por paros y ese tipo de medidas?
–No, jamás. Entienden todo. Lo que me piden a veces son vacantes, pero no puedo intervenir en eso. Hay mucho respeto por los maestros, una de las únicas profesiones que además de sustantivo es adjetivo. “Este científico es un maestro” o “este futbolista es un maestro”. Nadie dice “este futbolista es un gran ministro”. A mi la palabra maestro me queda grande, apenas soy profesor de enseñanza primaria y secundaria.
–¿Por qué no hubo medidas de fuerza en la Ciudad a pesar de la conflictividad del sector educativo?
–No, hubo pocos. Recuerdo una medida en apoyo a maestras de Monte Castro que fueron acusadas de sensibilizar a los chicos por los cierres de cursos. Que no haya habido muchos paros no quiere decir que no haya habido conflictividad. En la Argentina hay mucha conflictividad y hasta ahora no hubo paros. La conflictividad surge de la reducción de presupuesto y la falta de vacantes. De la reducción del presupuesto surgen los bajos salarios y la falta de maestros. La cantidad de días de paro no mide la conflictividad, es mucho más profundo. Basta con pasar revista a otros gremios que tienen alta conflictividad, como los metalúrgicos, pero hay que analizar las condiciones objetivas. Uno podría pensar que están bárbaro porque no paran: no hay paro porque hay despidos, entonces cuidan las fuentes de trabajo. En la Ciudad, los problemas que tuvo el macrismo estuvieron relacionados con la Educación. Falta de vacantes, inscripción online, 0800, Ciro James, Narodowski, Posse, falta de escuelas… Los docentes, los metrodelegados y los estatales fuimos muy frontales con el gobierno de Macri.
–Hace unos meses habló con optimismo de una reforma en la carrera docente para mejorar las condiciones de cursada.
–Va muy lento eso. El otro día en la Legislatura la ministra de Educación porteña planteó que solamente 4 de cada 100 personas que empiezan el profesorado lo terminan en tiempo y forma. Es un fenómeno preocupante que tiene varias causales. Una es la falta de presupuesto y de incentivos para estudiar. Para ser policía en la Metropolitana tenés que estudiar cuatro años, pero te pagan para estudiar. Si falta gente un determinado sector de la sociedad, el Estado tiene que fomentar la formación de esas personas. Evidentemente piensan que es más importante que haya policías que maestros. Quién hace la carrera docente no puede trabajar en otra cosa, porque a la mañana tiene que hacer las prácticas y la residencia y por la noche estudiar. Faltan maestros, es una señal de que no andamos tan bien. El otro punto es aumentar los salarios. Hace falta pensar formas de accesibilidad mejor a la carrera, más por materia que por año. Está pensado como extensión del secundario, hay que ir todos los días en un turno. No quiero que sea más fácil, sino más accesible. El gobierno está preocupado porque pierde en todo discurso. El primer Macri sostenía que los maestros son vagos, que tienen tres meses de vacaciones, pero ¿en qué otro rubro faltan profesionales? No faltan ministros, ni diputados, ni camioneros. No hay maestros, entonces están en un problema, aún en su propio discurso. El macrismo no cambió la política, cambió el discurso.
La escuela está pensada para que se pueda enseñar a pescar y no repartir pescados, eso nos dicen a los maestros. Pero la escuela tiene que poder abordar que no todos los chicos vienen con caña, anzuelo y carnada.
–¿Es más amable?
–Sí, es friendly educativo. Bajan el presupuesto, faltan vacantes, pero ya no te van a poner un Abel Posse. Ni el primer Macri va a decir que somos vagos.
–¿Qué piensa de Soledad Acuña?
–Es una funcionaria más del macrismo con un discurso amigable y la misma política del macrismo de reducción del presupuesto, falta de vacantes y falta de maestros. Eso es trasversal. Sé que con Abel Posse no hubiese salido la ley de licencia por violencia de género porque es un misógino. Acuña estaba de acuerdo con que saliera. Pero sigue los mismos lineamiento de sus antecesores.
–A nivel nacional, ¿cómo es la gestión de Bullrich?
–Es lo mismo que hizo en la Ciudad, recorta cada vez más el presupuesto. Veníamos el 6% y ya lo bajó. Va en camino de volverlo al 3%, con un discurso amigable. Dice que hay que hacer como en Japón, que el único que no se inclina ante el emperador es el maestro y ese tipo de cosas. Pero en el presupuesto baja.
–¿Cómo son las diferencias entre el sur y el norte de la Ciudad respecto a la Educación?
–En el sur no hay casi escuelas de jornada completa porque hay muchos chicos. Si tenés un edificio para 100 alumnos, y lo hacés de jornada simple tenés espacio para 200 alumnos. Si la hacés completa, entran 100. En zona sur, Soldati, Pompeya faltan escuelas de jornada completa. Para eso hay que abrir más escuelas. Le llevamos al Estado muchos edificios que están ociosos, con poner una bombita y un maestro podrían abrir una escuela.
–¿Por qué no lo hacen?
–Porque cuesta plata y el Estado reduce el presupuesto. No sobran chicos, faltan vacantes. Es matemático, si reducís del 30 al 20% te quedan 15 mil chicos sin vacante. Si lo subís, todos tienen su vacante.