Representantes de centros de estudiantes, el sindicato docente mayoritario UTE-CTERA y cooperadores enviaron una carta dirigida a Horacio Rodríguez Larreta para exigir que se cumplan las condiciones necesarias para garantizar una vuelta segura a las aulas.
La semana pasada se dio a conocer la última resolución del Gobierno de la Ciudad que plantea la vuelta escalonada, a partir del próximo miércoles 4 de agosto, a una presencialidad escolar donde las burbujas sean el grupo completo y no sea necesario el distanciamiento. Esto parece ridículo si tenemos en cuenta que, en paralelo, se daban a conocer los primeros casos de la variable Delta de COVID-19 sin nexo epidemiológico.
Basta con prender la televisión y ver las publicidades del mismísimo Gobierno de la Ciudad, o con entrar a su página web, para ver que las recomendaciones para evitar la propagación de la enfermedad que puso patas arriba el mundo hace un año consisten en el uso adecuado del barbijo, el distanciamiento y en encuentros con ventilación cruzada, al aire libre y con grupos no numerosos.
Es insólito, entonces, que sea el propio gobierno de la Ciudad el que plantee una presencialidad escolar que concentrará un promedio de 28 chiques más sus docentes en un aula sin distanciamiento. A esto se le suma la falta de ventilación adecuada y de medidores de CO2 producto de la falta de inversión del mismo gobierno.
Estamos acostumbradxs a que nuestra Ciudad tenga dos caras. La maquillada, la que se muestra en los medios y en la publicidad oficialista y la real, la que se vive todos los días. Sabemos que en los próximos días, al calor de la campaña electoral, eso se incrementará. Sin embargo, no estamos dispuestxs a permitir que eso sea a costa de nuestros derechos. Estamos más cerca del final del túnel, pero aún no llegamos.
Si bien la vacunación genera nuevas y mejores condiciones para afrontar estos días, la pandemia no terminó, y preservar las medidas de cuidado mientras se recupera la actividad habitual es fundamental. En ese sentido, pensar en una vuelta progresiva y cuidada, tal como la titula el propio gobierno de la Ciudad, no puede ser pensada sin los protocolos necesarios para disminuir la posibilidad de contagio. Así ocurre en la mayoría de las provincias, como fue planteado por el Consejo Federal de Educación (CFE), aunque Mendoza y CABA intentan ignorarlo.
En este marco, representantes de centros de estudiantes, el sindicato docente mayoritario UTE-CTERA y cooperadores presentaron hoy una carta en Jefatura de Gobierno dirigida a Horacio Rodríguez Larreta en la que solicitan el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias y lineamientos del CFE a los fines de evitar la propagación del virus.
El escrito exige específicamente que se cumpla el distanciamiento físico de 1,5 m entre personas en todos los espacios de los edificios escolares, que se respete lo dispuesto por el CFE, que se compren medidores de dióxido de carbono para todas las escuelas de la Ciudad, y que se garanticen los Elementos de Protección Personal necesarios para garantizar la seguridad sanitaria en las escuelas.
Al respecto, Amparo López, vocera del Centro de Estudiantes del Lenguas Vivas y una de las firmantes de la carta, declaró: “Otra vez están jugando con la salud de quienes todos los días habitamos las escuelas. No queremos una educación que nos exponga, cuando no es al hambre, es al frío, y sino a los contagios”.
En el mismo sentido, Luana Pereyra, secretaria general del centro de estudiantes del Julio Cortázar y otra de las adherentes al escrito presentado, agregó: “Siempre lidiamos con el marketing del gobierno de la Ciudad y en el medio quedamos de rehenes las comunidades. Estamos pidiendo algo básico: queremos estar en las aulas pero que se cumplan las propias recomendaciones que el gobierno y especialistas hacen en todos lados”.
Angelica Graciano, Secretaria General de UTE-CTERA, publicó en sus redes sociales que: “frente a la irresponsabilidad de Larreta y Acuña, seremos los maestros y maestras, junto a estudiantes y familias, quienes garantizaremos en las escuelas una presencialidad responsable, con cuidados comunitarios y sin poner en peligro la salud y la vida”.
Es importante, además, tener en cuenta el rol de la escuela en la configuración de los hábitos sociales. Ignorar la potencialidad que tiene en tanto espacio de sociabilización y de preconfiguración de prácticas sociales es un error gravísimo. Las aulas son un espacio más de disputa de sentido, de ejercicio de la responsabilidad social, de cuidados colectivos. No podemos hacer de ellas el primer espacio donde eso no exista. Sería perder una oportunidad grande de consolidación de prácticas responsables y caer, una vez más, en la reproducción de la (anti)pedagogía del individualismo.
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