16.07.2015. Fuerte paro en la Ciudad para apoyar a dos docentes suspendidas.
Son denuncias que hizo ese colegio de Flores. Una funcionaria judicial remarcó que en el caso de Agustín no se actuó bien. Aunque en una multitudinaria marcha los docentes justificaron cómo se procedió. Fotogalería en HD
Concentración. Una multitud, ayer, en el jardín de Flores. La maestra del chico asesinado fue abrazada por sus compañeras. Foto: Emiliana Miguelez
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El contraste volvió a notarse. Mientras la asesora tutelar de menores de la Ciudad, Yael Bendel, aseguró que fue “una excepción a la regla” la decisión de las dos maestras que no denunciaron a organismos de protección la violencia doméstica que sufría Agustín Marrero, el nene de 5 años asesinado por su padrastro, el paro al que convocaron los gremios docentes para pedir la restitución en sus cargos de las maestras separadas tuvo alto acatamiento, en especial en jardín y primaria. En el acto frente al Jardín de Infantes N° 2 de Flores hubo concurrencia masiva.
Bendel, al frente de un organismo que depende de la Justicia porteña, señaló sobre el caso de la polémica que “los golpes hablan por sí mismos. Nadie se cae y se golpea todos los días”, tras resaltar que en el mismo jardín se investigaban otros doce hechos de posible violencia que sí fueron elevados a los Equipos de Orientación Escolar, la instancia superior que depende del ministerio.
Desde el gremio docente UTE, el secretario de prensa Mariano Denegris, respondió: “Las maestras actuaron bien porque no existía presunción de violencia familiar, por eso solamente se labraron actas. El chico tenía un discurso que coincidía con lo que decía la madre, no mostraba problemas de conducta y la mamá estaba presente. Además, se presentaron certificados médicos y esos médicos no detectaron la violencia. El hecho de que el mismo colegio haya elevado otros 12 casos a los Equipos de Orientación Escolar demuestra que la escuela sí utilizó ese mecanismo cuando se detectó algún problema”.
Bendel aseguró que los docentes conocen el protocolo, porque “la comunidad educativa desde hace siete años sabe que existe el Consejo de Niños y Adolescentes en la Ciudad”, además de la chance de alertar a los Equipos de Orientación Escolar. E introdujo matices al señalar: “Estamos demonizando a los maestros y no se trata de culparlos de un asesinato”. Anteayer, había aclarado que la separación preventiva está “acorde a derecho y a la normativa vigente”, mientras avanza el sumario administrativo. Denegris retrucó: “No estamos en contra de que se investigue su accionar, pero sí de que se las separe. La supervisora del distrito las respaldó”.
Agustín faltaba a clase seguido. La mamá llevó el certificado de un odontopediatra en una ocasión en que llegó sin dos dientes. Otras dos veces, presentó golpes que según las maestras fueron menores. En uno de esos casos, adjuntó otro certificado.
En ese contexto, ayer se llevó adelante el acto frente al Jardín de Infantes 2, en Avellaneda al 2500. Hubo presencia de docentes, ex alumnos y papás de chicos que van al establecimiento. No hubo reproches al accionar de las docentes. Se pidió Justicia para que se condene a los responsables de la muerte de Agustín. Y se exigió que Alejandra Bellini, la maestra, y Elsa Vincová, la directora –presentes en la convocatoria– no sean trasladadas a tareas pasivas en otro establecimiento y vuelvan a sus funciones. “Esto no es una respuesta corporativa, es solidaridad educativa”, dijo Eduardo López, secretario general de UTE. También hablaron representantes de los gremios Ademys, CAMyP, Sedeba y ADEF.
En una recorrida que Clarín inició desde la mañana por Parque Patricios, Barracas, Pompeya, Parque Chacabuco y Flores, se comprobó que el acatamiento al paro fue importante en jardines y escuelas primarias. No así en el nivel secundario, donde el balance resultó dispar. En algunos colegios de nivel superior, como el Nacional de Buenos Aires, la actividad fue normal. En otros de este nivel, se dictaron materias, pero hubo horas libres cuando llegaba la clase de un profesor que había adherido al reclamo, como sucedió en la Escuela de Comercio 22, de Boedo.
Ante la consulta por el paro, voceros del Ministerio de Educación porteño informaron que no iban a hacer comentarios.
En el nivel primario, las imágenes no dejaron dudas. La escuela N° 7 Niñas de Ayohuma, de Parque Chacabuco, fue una de las que no permitió el acceso de los alumnos. Este diario presenció la llegada de uno de ellos acompañado por su abuela. Enseguida, debieron volverse porque no había nadie en el colegio. La escuela N°27 de Barracas, en tanto, tenía pegado un cartel en la entrada que decía: “Grados 1°, 2°, 3°, 4°, 6° y 7° paro total; 5°, clases normalmente”. La número 9 en Barracas estuvo cerrada con rejas y un candado, al igual que la número 26 de San Telmo.
Colaboró: Mariano Gavira