Tiempo Argentino – Nota – sábado 25 de noviembre de 2017. Horacio Rodríguez Larreta, lanzó la «Transformación» del área para «los próximos cien años», con una visión tecnocrática y utilitarista.
Gustavo Sarmiento
Tras diez años de macrismo al frente de la Ciudad, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, lanzó el «Plan de Transformación Educativa», que contempla la Secundaria del Futuro, la tecnología como el núcleo en el que girarán las políticas pedagógicas, y una «Universidad para los docentes», que implicará el cierre de los actuales 29 profesorados. Es el único distrito donde, en diez años, la matrícula para ser docente no aumentó. Larreta se cuidó de no culpar a «la pesada herencia» de Macri. Lo atribuyó a «falta de vocación».
“Una educación del futuro para chicos del futuro requiere también docentes del futuro. Por eso, estamos lanzando la creación de una universidad para los docentes, para jerarquizar y para que tenga cada vez mejor calidad la formación”, sostuvo Larreta el miércoles pasado en el Museo de Arte Moderno, durante el lanzamiento del Plan, que no fue debatido ni consensuado con los docentes. En 2007 hubo 37.416 alumnos en los profesorados porteños. En 2015 fueron 42.793. El aumento fue casi nulo si se lo compara con el país en ese mismo período, que pasó de 361.537 a 607.553. «Cuando asumieron no faltaban maestros. No hay ‘crisis vocacional’ en ninguna provincia; sólo en Ciudad, donde tampoco hubo falta de vocación de 2007 para atrás. Es raro», opina Eduardo López, titular del gremio UTE–CTERA. «Es la única jurisdicción donde faltan maestros. Lo que hubo fueron diez años de macrismo: baja de salarios respecto de la inflación, menos presupuesto y estigmatización a los docentes.»
Para López, «es muy poco probable que reemplacen a los profesorados con la universidad. A lo sumo contendrá a cinco profesorados, y el resto cerrará». Algunos de ellos son históricos, como el Alicia Moreau de Justo, en Córdoba y Ayacucho, creado en 1874, o el Mariano Acosta, en Balvanera. «La propuesta es cerrar los profesorados, que tienen autonomía y mecanismos de cogobierno –enfatiza el secretario de Asuntos Pedagógicos de Ademys, Mariano Garrido–. El gobierno pretende liquidar instituciones que, en algunos casos, poseen más de 140 años de existencia. Busca centralizar políticamente la currícula y controlar su funcionamiento a través de una reforma de un perfil acentuadamente autoritario». López acota: «Quieren cambiar la educación de acá a cien años con cinco láminas de powerpoints, sin discutirlo con los docentes».
«Ya existe una universidad pública y gratuita para formar docentes: la Universidad Nacional Pedagógica (Unipe). Su sede está en CABA, y su creación no supuso cerrar institutos de formación docente. El proyecto de Larreta no es ninguna novedad, pero implica una duplicación de gastos. Si ya existe una, ¿para qué crear otra?», se pregunta Daniel Di Bártolo, secretario nacional de Educación de Sadop, el sindicato de los docentes privados que se declaró en estado de alerta «en defensa de los puestos de trabajo». Continúa: “Hay un doble discurso; por un lado se firma un convenio de asistencia con Finlandia y se presenta el proyecto educativo de ese país como modélico, y por el otro no se hace lo que Finlandia prioriza: la jerarquización docente. Finlandia queda lejos». Tanto UTE como Ademys también piensan en medidas de fuerza. Posiblemente un paro este miércoles, contra Larreta, por el cierre de los profesorados, y contra Macri, por la reforma jubilatoria a docentes.
Los gremios coinciden en que se trata de una prueba piloto para ajustar la formación docente a nivel país. El primer paso lo dio el gobierno jujeño de Gerardo Morales semanas atrás, cerrando cinco profesorados. Ahora fue el turno de Ciudad, donde además los docentes deberán revalidad los conocimientos cada cinco años.
Este año, la Unipe incorporó profesorados de Educación Inicial, Primaria, Historia y Filosofía. El año que viene se sumarán Matemática, Física y Biología. «Pueden convivir con los Institutos de Formación. Somos una muestra. También hay que tener en cuenta que en secundaria, por ejemplo, el 50% de los docentes son surgidos de universidades, Ahí hay que hacerse un planteo de cómo mejorar la formación», comenta Adrián Cannellotto, rector de la Unipe.
El Futuro
El gobierno también oficializó la polémica Secundaria del Futuro, que fusionará las materias en tres áreas: «Ciencias sociales» (Historia, Geografía, Formación ética y ciudadana, Economía y Filosofía), «Ciencias naturales y nuevas tecnologías» (Matemática, Biología, Educación tecnológica, Física-Química y Tecnología de la información), y «Comunicación y Expresión» (Educación física, Arte, Lengua y literatura, Lenguas adicionales). El alumno sumará créditos para aprobar cada año, y el 70% de la clase el maestro será «orientador» del chico, que «autorregula su aprendizaje, de manera autónoma y colaborativa». La ministra Soledad Acuña confirmó las pasantías en empresas y ONGs. Se harán durante el 50% de la cursada de la segunda mitad del último año, en horario de clase. No serán rentadas porque «los chicos irán a aprender». Arrancará en 2018 en 19 colegios, y se irán sumando 44 cada año. Hasta hoy los docentes no fueron capacitados ni informados sobre cómo deberán llevar a cabo la reforma que arranca en menos de tres meses.
La tecnología, en una visión utilitarista, es el epicentro del discurso educativo oficial. Lo pedagógico parece subyugado por los procesos tecnológicos, sin una mirada crítica hacia ellos ni a las prácticas y usos que conllevan. «Estamos viviendo en un mundo de cambios sociales aceleradísimos producto del avance de la ciencia y la tecnología. El 90% de los datos que hoy existen en el mundo se crearon en los últimos dos años y el crecimiento para el futuro es exponencial», auguró Larreta.
Las salidas laborales mencionadas por el macrismo en esta transformación educativa giran todas en torno al mundo de la tecnología. Los chicos aprenderán lenguaje de programación desde los cinco años, comprarán impresoras 3D para las secundarias y crearán «ateliers digitales» con netbooks y tablets en los jardines. Los gremios se preguntan cuánto dinero se destinará a esos insumos, y cuáles serán las empresas beneficiadas. El antecedente es el Plan Sarmiento, donde la empresa Prima, del Grupo Clarín, recibió por licitación directa cerca de 1800 dólares por computadora. Unos 800 millones de sobreprecio. Microsoft y Samsung son otras firmas del sector que ya tienen convenios con Ciudad. Mientras tanto, el gobierno del mismo signo político a escala nacional desfinanció el programa de Educación Digital (que contempla a Conectar Igualdad), utilizando apenas el 55% de los 6326 millones presupuestados. «Cuando se habla de la educación, no queda claro qué resuelve la tecnología. Siempre hay que tener en claro que es un medio, no un fin. Muchas veces se confunde información con conocimiento», agrega Cannellotto.
«Desde 2007, la inversión en Educación creció un 16% en términos reales», afirmó el mandatario local. En realidad, el ministerio que supo conducir Esteban Bullrich tenía el 30% del presupuesto total de la Ciudad cuando Macri asumió. Este año, es apenas el 18,5 por ciento. Larreta también habló de un crecimiento de la matrícula en la escuela pública. Aunque eso sólo se ve en la primaria, igual a lo sucedido en el resto del país durante los últimos diez años. En cambio, por primera vez en la historia porteña hay más alumnos en el sector privado que en el público: 93.477 frente a 90.878.
En cuanto a infraestructura, hubo una marcada subejecución. En la década macrista decidieron no utilizar más de 1186 millones que estaban asignados a ese rubro. Todo esto, sumado a las fallas de la inscripción online, generó una inédita falta de vacantes. En 2007 eran 400, mientras que en los últimos tres años quedaron sin lugar en el sistema público unos 35.390 chicos.
Jujuy fue la primera prueba piloto
A pesar del discurso, a nivel nacional se dejarán sin usar en 2017 más de $ 300 millones para formación docente. Los gremios coinciden: el cierre de los profesorados porteños es una prueba piloto para un ajuste a nivel país. Aunque el primer paso lo dio el gobierno jujeño de Gerardo Morales. Hace un mes publicó la resolución Nº 7239, que dispuso el cierre de cinco profesorados y suspendió la inscripción para docentes, la elección de autoridades y los claustros docentes y estudiantiles. La novedad generó marchas de más de 2000 personas y tomas de profesorados, sobre todo en ciudades donde los institutos son la única alternativa para formarse. La gobernación habló de «saturación del mercado de egresados» y le puso a la iniciativa, como en Ciudad, en un título rimbombante: «Plan integral de mejora del sistema formador provincial».
Ateliers digitales en los jardines
En el nivel inicial, los chicos contarán con un «atelier digital», equipado con 30 tablets y netbooks. «La idea es que los chicos, mientras juegan, descubran la tecnología y su lógica», explicó la ministra Soledad Acuña. Existe un debate mundial acerca del uso de pantallas en niños. En este caso, será estimulado desde el propio Estado. La sobreexposición, ya traída desde las casas, genera desde trastornos de sueños y problemas de atención hasta retrasos en el aprendizaje y afecciones posturales. Un estudio de la Universidad y el Hospital de Toronto, Canadá, con niños de entre seis meses y dos años, los expuso 28 minutos diarios a pantallas. El 49% tuvo un incremento en los retrasos del habla. En la Argentina, el consumo ya es alto. La Universidad Nacional de Tres de Febrero reveló que uno de cada dos pequeños mira contenidos frente a una pantalla. «Los niños ya incorporan la tecnología. Son nativos digitales. Si se les ofrecen pantallas en los jardines, bueno, dependerá de cómo las incorporen. No es lo mismo usarlas para el ocio que darles un soporte educativo», remarca Paula Otero, de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Para Elvira Giménez de Abad, psicopedagoga autora del libro Chicos enchufados, «dependerá de los docentes enseñarles a manejarlas con cuidado, qué buscar, cómo. Todo es de acuerdo a la medida». «