Entre la presión de los propios y de las escuelas privadas
La administración de Horacio Rodríguez Larreta presentó un plan para la vuelta a clases presenciales en la Ciudad, que no contó con el visto bueno del presidente Alberto Fernández ni del ministro Nicolás Trotta. Fuerte rechazo de los gremios docentes UTE y Ademys al intento de adelantar el retorno a las aulas.
En las últimas horas, el Gobierno porteño le presentó una propuesta al presidente Alberto Fernández para la vuelta a clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires. A contramano de la sensación social que quedó flotando en el aire, no fue solamente la presentación de un “protocolo anticipado” para el retorno de las y los estudiantes a las escuelas. Todo indica que el trasfondo de esta situación está relacionado con otra estrategia del Ejecutivo porteño para romper cuanto antes la cuarentena, con el único objetivo de reactivar la economía en la Ciudad.
Un funcionario de la administración porteña que pidió no ser identificado, confirmó a este medio que el propósito del GCBA “es comenzar cuanto antes las clases”, y reconoció que se debe a que “hay una fuerte presión de las escuelas privadas porque muchas familias dejaron de abonar las cuotas”.
La estrategia se dio en tándem de manera sincronizada. En el preciso momento que el jefe de Gobierno se reunía con Alberto Fernández para acercarle la propuesta de adelantar el retorno a las aulas, comenzaban a publicarse algunas proclamas en medios afines: “Preocupa la salud mental de los chicos”, alertaron algunos portales bajo la arenga de un título estrepitoso; “El regreso tan ansiado: el Gobierno porteño empieza a planificar la vuelta a clases”. El propio ministro Nicolás Trotta salió a desactivar rápidamente la estrategia del Ejecutivo porteño. En un Facebook Live, el titular de la cartera de Educación a nivel nacional, dejó en claro que “el regreso a clases es una decisión epidemiológica”, y afirmó que “si la escuela no puede garantizar las medidas necesarias de higiene, no puede abrir”. En el mismo sentido, el Presidente adelantó que “probablemente se regrese antes en algunos lugares que otros” pero que depende de la circulación del virus, descartando totalmente la posibilidad de un retorno a las escuelas en la Ciudad de Buenos Aires, cuyo distrito encabeza la lista de contagios de coronavirus en el país.
La secretaria general de UTE, Angélica Graciano, dijo en diálogo con El Grito del Sur que “no hay condiciones para retomar las clases, ni ahora ni en los próximos meses cuando el frío se haga más fuerte y potencie los contagios”. Un detalle relevante es que las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires “no cuentan con la cantidad necesaria de personal ni recursos, para garantizar las condiciones de higiene cada 40 minutos en baños, patios y aulas”. En el mismo sentido, Graciano le reclamó a Rodríguez Larreta que convoque a una comisión de condiciones y ambiente de trabajo, para que se discuta en conjunto el regreso a clases.
Walter Larrea es docente de la EEM N°6 Polo Mugica, donde asisten estudiantes que viven en la Villa 31, el barrio más castigado por los contagios de coronavirus. “Es imposible volver a clases, ni siquiera en los próximos meses, nosotros tenemos muchos chicos y chicas con COVID-19, si el Gobierno porteño no puede garantizar que no circule más el virus por el barrio ¿cómo quiere adelantar el retorno a las escuelas?”, pregunta. “El jefe de Gobierno no puede priorizar ninguna movida según su opinión, la misma tiene que estar sujeta a los números de infectados en el barrio y en toda la Ciudad”, remató Larrea, que también integra el Comité de Crisis de la Villa 31 y conoce en profundidad la situación del barrio.
Por su parte, la secretaria gremial de Ademys, Amanda Martín, señaló que ven “con preocupación las informaciones que trascendieron por los medios de comunicación referidos a la vuelta a clases en la Ciudad de Buenos Aires. En primer lugar, hay que atender las urgencias en las villas, en los hospitales y en la alimentación escolar. Hoy no están dadas las condiciones debido al crecimiento de casos de COVID-19. Esto responde más a las presiones de patronales y sectores económicos”.
Las y los referentes consultados coinciden que el intento fallido del Gobierno porteño de romper la cuarentena con la vuelta presencial a clases, tampoco puede quedar librada a la decisión de cada escuela, sino que debería aplicarse un riguroso protocolo bajo control de los sindicatos docentes, las familias y estudiantes. “Para una vuelta a clases, el gobierno debe ser quien garantice los recursos y no las maestras o las familias”, concluyó la referenta de Ademys.