No es la primera vez que el gobierno porteño intenta imponer un plan para que los estudiantes secundarios salgan de las escuelas para trabajar, gratis, en empresas de la Ciudad. El fundamento siempre estuvo apalancado por la supuesta necesidad de acelerar el proceso de integración laboral, afectado por los cambios tecnológicos.
A partir del ciclo lectivo del 2022, un total de 29.400 estudiantes del último año del nivel secundario de las escuelas públicas y privadas de la ciudad de Buenos Aires tendrán que realizar, de forma obligatoria y no rentada, prácticas educativas en los ámbitos laborales como condición para aprobar, según anunció el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.
El programa alcanza a los 11.250 alumnos de 5° año de las 116 escuelas de la escuela pública y los 18.150 alumnos del último año que concurren a los 326 establecimientos privados de la Ciudad. Las prácticas podrán realizarse, explicaron desde el gobierno, en el sector productivo (privado o público); el sector de gestión de políticas públicas; el ámbito cultural y comunitario o instituciones de la educación superior y el área científico-académico y tendrán una duración de 120 horas cátedras que se distribuirán a lo largo del año.
Para el caso de estudiantes de escuelas públicas, las organizaciones deberán formar parte del “Sistema de inscripción para entidades y personas humanas comprometidas con la educación”, creado para tal fin, y cumplir con todos los requisitos establecidos, mientras que los establecimientos de gestión privada deberán establecer los convenios correspondientes con cada una de ellas.
“Todos los estudiantes de la escuela secundaria de la Ciudad van a tener prácticas de trabajo de carácter obligatorio, ya que los chicos terminan la escuela con mucha incertidumbre, tienen dudas de que quieren hacer y estudiar y con las prácticas queremos que tengan un panorama más claro, hacia dónde quieren caminar en su futuro”, argumentó Rodríguez Larreta.
Desde el sindicato UTE-Ctera salieron rápidamente a rechazar lo que consideraron un intento de darle “un tono precarizador y empresarial a cuestiones que ya están legisladas”, según dijo a Diario Z el secretario adjunto de ese gremio, Eduardo López. “Los objetivos de la educación secundaria son tres: formar hombres y mujeres libres, críticos, socialmente responsables y con centralidad en el conocimiento; formar para el mundo del trabajo; y formar para la universidad. Esto está estipulado en la ley de Educación Nacional”, aclaró López. “Ahora, una cosa es formar para el mundo del trabajo y otra muy distinta es que los chicos dejen de estudiar en 5to año para hacer trabajo precarizado en las empresas”, añadió.
En tanto, el asesor tutelar Gustavo Moreno le exigió a la titular del Ministerio Público Tutelar, Carolina Stanley, que se expida en relación al posible incumplimiento de la ley 3541, que regula el sistema de prácticas educativas “preprofesionales”, aunque “no obligatorias”. En su escrito, Moreno apuntó que el Ejecutivo no envió un proyecto a la Legislatura para modificar dicha ley, lo cual en cuanto a la constituiría un “agravio constitucional”, en tanto que la “determinación de la obligatoriedad o no de las prácticas educativas es competencia privativa de la Legislatura”.
Por su parte, el Gobierno de la Ciudad aclaró que, a diferencia de las pasantías, las prácticas laborales “forman parte del diseño curricular de la Secundaria del Futuro” y comenzarán el año próximo en coincidencia con la primera camada de alumnos de 5° año, desde su creación en 2018.
Los 3.000 estudiantes de las 52 Escuelas Técnicas del distrito (tanto de gestión estatal como privada) no formarán parte de esta iniciativa puesto que ya implementan prácticas profesionalizantes en 5° y 6° año.
Por su parte, la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, remarcó que las prácticas formativas serán de 120 horas cátedras que se suman a 30 horas de un espacio de capacitación y formación sobre educación financiera. “Esas horas se desarrollarán en el tiempo de cursada obligatorio y también van a ser evaluadas”, agregó.