Sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires, donde gobierna con holgura hace 17 años, el PRO, como síntesis y principal partido de la derecha argentina, parece contar con las claves del momento histórico y ser capaz entonces de imponerse en todos los conflictos y cosechar el apoyo mayoritario del electorado local. Sin embargo, la comunidad educativa es uno de los pocos casos en que ese señorío del macrismo no se verifica, más allá de todos los embates que han sufrido los estudiantes, los gremios docentes y las familias que asisten a la escuela pública. Se trata de un actor social que no le ha permitido al PRO una reconfiguración del Estado a su imagen y semejanza, como sí lo impuso en otros estamentos. La toma reciente de una veintena de colegios porteños por parte de sus centros de estudiantes volvió a ratificar esas trayectorias de lucha y resistencia.
Para Eduardo López, secretario general de la CTA de la Ciudad y secretario general adjunto de Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), la escuela presenta “condiciones materiales e históricas” que le dan “ventajas” para enfrentarse a Horacio Rodríguez Larreta. “Quiso cerrar los profesorados y no pudo, quiso cerrar la secundaria nocturna y no pudo, quiso doblegar a los centros de estudiantes y no pudo. Porque los profesores defendimos a los estudiantes y las familias también”, sostuvo López. También subrayó que “la mayor marcha contra Rodríguez Larreta en estos ocho años fue la de la semana pasada: 10.000 personas en Parque Patricios no hubo nunca. Ahí están los jóvenes, lo que pasa es que nunca son televisados”.
– Los sectores de la educación son de los pocos que en la Ciudad de Buenos Aires pueden decir que han logrado hacer frente a las políticas del PRO. ¿Qué lectura hacen del escenario actual?
– Que el ataque a la educación demuestra la impotencia que sienten por no poder doblegarnos. Demuestra que no pudieron incorporar la mercantilización al interior de la escuela pública; la mercantilización del conocimiento. El ataque a la educación, a los docentes, a los estudiantes, confirma el rumbo de lucha. Me tranquiliza, me reconforta y me ratifica que vamos por el buen camino. El problema sería si Rodríguez Larreta nos felicitara. Ya felicito a los que hicieron el tractorazo: fue a Plaza de Mayo, se subió a un tractor, los brazos, se sacó fotos.
– ¿Dónde reside esa capacidad de resistencia, de persistencia, de la comunidad educativa?
– Creo que en la historia, la lucha y la esperanza de la educación. No tiene que ver con pericia de los dirigentes del momento, sino con el amor del pueblo a la educación, que entonces la defiende. Por ejemplos, intentaron cerrar los profesorados y no pudieron, pero no por pericia de un sindicalista. No pudieron porque las comunidades educativas se opusieron. Hay un amor ahí, en el Joaquín V. González, el Alicia Moreau de Justo, el Mariano Acosta; hay historias detrás, “el mejor momento lo pasé en la escuela”, la Ley 1.420, el acto de San Martín, cantar el himno y llorar, ver a los nenes vestidos del Sargento Cabral. Es decir, la escuela pública es ese lugar del futuro y el amor. En un hospital público hay trabajadoras y trabajadores heroicos, pero vos intentas evitarlo, no representa lo mismo. Y eso no tiene que ver con los laburantes.
– Tiene que ver con qué significa simbólicamente cada lugar.
– Qué significa la escuela en el pueblo, qué significa la maestra, el maestro. Es tu infancia. Tenemos mejores condiciones materiales para resistir. A veces me sorprende: “No se le pega a un maestro”, dicen los padres. O “¿cómo van a asaltar a una maestra?”. Claro que no se asalta a nadie y no se le pega nadie, pero eso está, son los propios actores y actrices sociales quienes lo dicen.
– Hay un tratamiento especial.
– Sí, y tiene que ver con eso, con “los mejores momentos”. Son condiciones materiales e históricas que nos dan esa ventaja. Esas condiciones son el amor del pueblo hacia la educación y con eso Rodríguez Larreta no pudo. Quiso cerrar los profesorados y no pudo, quiso cerrar la secundaria nocturna y no pudo, quiso doblegar a los centros de estudiantes y no pudo. Porque los profesores defendimos a los estudiantes y las familias también. La mayor marcha contra Rodríguez Larreta en estos ocho años fue la de la semana pasada: 10.000 personas en Parque Patricios no hubo nunca. Por suerte, un compañero tenía un drone y pudimos mostrar lo que ningún medio mostró. Te dicen que los jóvenes son de derecha, que todos están con Milei, que llevan horcas, bolsas mortuorias, guillotinas. Y todos los canales de televisión, aún los cercanos a nosotros, te muestran una marcha de 20 jóvenes quemando barbijos, “el Presto” y no sé quién más. Pero no te muestran 10.000 pibes movilizados y en paz, bailando, cantando, llorando con el himno. Ahí están los jóvenes, lo que pasa es que nunca son televisados. Fueron más jóvenes a la marcha de la semana pasada que a todas las marchas de Milei, sumados los últimos tres años. Ahora, ¿Qué sale en la tele?
– Por el método con que se conduce, el PRO sí debe tener una caracterización bastante precisa de la comunidad educativa, de su capacidad, y por eso apunta ahí una y otra vez, ¿no?
– Obvio. El presente electoral en la Ciudad ellos lo tienen asegurado. Ahora, el futuro, con estas pibas y pibes, lo tienen complicado. En las marchas que representan al macrismo son toda gente grande, y en las que van a la Jefatura de Gobierno son todos chicos de 18 años. Y después es ideológico, no es el focus group, siempre son las condiciones materiales, siempre atacaron a la educación, a veces el electorado les responde y a veces no. Yo decía la otra vez que apenas soy maestro y sindicalista, y que no me vendo por un focus group ni me deprimo por una elección. Imaginate que estuve diez años resistiendo al menemismo, tres años en la Carpa Blanca. “El Turco” saca el indulto y a los dos meses arrasa en las elecciones. Uno puede decir que hizo el indulto porque un focus group lo ayudó a ganar. No sé. Yo sí sé que estuve con los que perdieron las elecciones pero estaban en contra del indulto, que eran los organismos de derechos humanos y el Grupo de los Ocho. Y renuncié al PJ y vivimos diez años perdiendo elecciones cada vez por mayor diferencia. A mí no me preocupa perder en un focus group, me preocupa perder la coherencia.
– Superadas las tomas, ¿qué evaluación hacen de esta lucha y de cómo concluyó?
– Yo creo que continúa, que estamos muy fortalecidos, que no pudieron dividir a la comunidad educativa. Ahora en octubre llega la inscripción y otra vez miles de familias se van a quedar sin vacantes. Visto desde otro lado, significa que la gente sigue eligiendo a la escuela pública. El PRO pretendía que para esta época ya nadie se inscribiera en la escuela pública y que entonces si la gente elegía la privada era porque los sindicalistas hacían paro. Pero no, la gente elige la privada porque el macrismo les cierra la puerta en la cara por falta de vacantes. El año pasado fueron 50.000 familias sin vacantes. El macrismo quiere cerrar escuelas, no construye nuevas y baja el presupuesto educativo, mientras lo sube en policía, en pauta, en jueces y en baldosas. Y tiene sentido, porque a las baldosas las pueden pisotear, a la comunidad educativa no. Y con la pauta pueden comprar a operadores mediáticos, a los maestros no nos compran, no estamos en venta, los pibes tampoco. Y el año no terminó. Tenemos una reunión la semana que viene con los estudiantes y vamos a seguir en lucha, que nunca va a ser televisada, pero que a nosotros nos reconforta, nos demuestra que tiene sentido, que los hijos e hijas de la escuela pública son mejores y que no pudieron formar una educación mercantilizada que produzca y reproduzca las desigualdades.
– El caso de los maestros y los estudiantes de la Ciudad contrasta con un clima general de apatía, de desencanto y desmovilización política. ¿Cómo lo explican?
– Me parece, primero, que hay condiciones materiales que ayudan al descreimiento y a la inmovilización de un electorado nacional, popular y democrático. ¿Qué condiciones materiales? Que aumenta la pobreza. Porque la pobreza aumentó. Se dice que se redujo, pero no porque los pobres se fueron a la clase media, sino porque se fueron a la indigencia. Si la pobreza se redujo dos puntos y la indigencia aumentó tres puntos, no se redujo la pobreza, se profundizó. El Gobierno nacional no supo, no pudo o no quiso poner en valor el reclamo de su base electoral. Eso genera desmovilización. Y eso no es un logro de la derecha, es una mala política del Gobierno nacional. El año pasado la derecha no consiguió ni un voto más que hace tres años. Quienes no fueron a votar fueron los votantes del Frente del Todo. La derecha se quedó parada y el Gobierno nacional retrocedió cinco pasos, entonces parece que la derecha avanzo. Hubo 5 millones de personas que no fueron a votar. Eso explica la desmovilización.
– A eso se suma la variable económica.
– Vas al supermercado y no te alcanza la plata. Es muy violento que el gobierno no le ponga límites a los formadores de precios, a los especuladores financieros. Toda insurgencia y toda desmovilización empiezan con el valor de los alimentos. Cuando no podes comprar alimentos, artículos de limpieza, medicamentos, primero te inmovilizas, te metes para adentro, hay una implosión, y luego hay una explosión. De nuevo, eso es responsabilidad del Gobierno nacional. Indudable. Que cueste $1.200 un kilo de yerba no lo explica la guerra de Rusia con Ucrania, no lo explica Crimea, no lo explica que en Twitter se maneje mejor Patricia Bullrich. Que el kilo de yerba esté $1.200 lo explica que el Gobierno no sabe, no quiere o no puede pelear contra los formadores de precios. Y eso desmoviliza. Pero yo soy maestro y militante, y milito la esperanza, sobre todo porque soy maestro. Si perdés la esperanza, ahí sí ya estás derrotados. Ahora estamos inmovilizados pero hay esperanza.
– ¿Dónde reside hoy esa esperanza?
– Lo veo en los jóvenes y lo veo también en que nuestro espacio tiene una referencia insoslayable que es Cristina. Y moviliza, eh. Fíjate la marcha a Plaza de Mayo del día del asueto. O sea, hay movilización, el tema es que tiene que haber una convocatoria, una mística y una militancia que respalde esa movilización.
– ¿Hay que coordinarla y darle un sentido histórico?
– No se perdió. Las familias que quieren seguir en la escuela pública están; los laburante, los ciudadanos, los votantes que quiere movilizarse están. De hecho, nosotros estamos convocando el 17 de octubre a Plaza de Mayo. Están. Quizás, las políticas económicas no están a la altura de las circunstancias de ese electorado, de esa militancia, de esos ciudadanos, de esos votantes.
Fuente: https://contraeditorial.com/el-ataque-del-pro