Educación de calidad, pero ¿Para quiénes? ¿Para cuándo? ¿A costa de quiénes? Agustina Carbone

Post-pandemia. Condiciones laborales. Brecha digital. Nuevas demandas y necesidades. Democratización tecnológica. Justicia social. 

XXVII Congreso Pedagógico.

 

Introducción

En esta oportunidad, en la que en el marco de este Congreso se nos invita a repensar nuestras prácticas para construir así juntes nuevas formas de hacer docencia, opté por centrarme en un tema que actualmente me hace mucho ruido, y es el de la escuela postpandemia y todas las complejidades que la misma conlleva: desde condiciones laborales precarias hasta alumnes con nuevas demandas y necesidades, y una gran falta de recursos por parte del Estado. La intención de escribir sobre este tema es para reflexionar entre todes, y sentirnos también acompañades en, quizás, estos nuevos sentimientos. Por último, me focalizaré en la necesidad de concretar y continuar con una política pública democratizadora en el uso de las TIC para todos y todas, para achicar así la brecha digital, y generar una verdadera justicia social y democratización cultural. El objetivo final de este escrito es poder tomar dimensión de que es un derecho de todos y todas recibir una educación de calidad, y que realmente así lo sea, para no terminar existiendo solo en una frase sin hechos concretos en su interior.

 

La escuela: una institución de constantes cambios 

Sabemos que la escuela es una institución totalmente atravesada por su contexto. Si bien pareciera que resiste a algunas variaciones es imposible creer que no está en permanente mutación y crisis ya que el mundo que habitamos lo está. 

Menciono que es un tema que me hace ruido ya que, como docente de nivel inicial, noto a mi alrededor un nivel de agotamiento en mis compañeres, y claramente en mí también, que nunca había notado. Nos sentimos desbordados, con muchas actividades para hacer, y poco tiempo para llevarlas a cabo. De repente nos vemos realizando tareas administrativas, incluso de manera repetitiva, como por ejemplo tener que tomar asistencia de manera física en el registro de papel, y también de forma digital en una plataforma virtual. Por otra parte, no paran de bajarnos normativas y proyectos que tenemos que llevar a cabo, y que nos quitan tiempo para poder mirar a nuestro grupo y trabajar lo que realmente elles en concreto necesitan. Sumado a esto, nuestras condiciones laborales son cada vez peores (un sueldo que no alcanza, un estatuto que sin voz ni voto docente fue modificado, quitándonos así derechos conquistados como trabajadores de la educación, y por supuesto, un gobierno que intenta hacer campaña política defenestrándonos y al mismo tiempo simulando que les importa la educación). 

Esto sin dudas tiene mucho que ver con el nivel de cansancio y deterioro que vivenciamos. Pero me da la sensación de que hay un factor sumamente importante que nos atraviesa, y es que estamos transitando por un período de postpandemia que está golpeando a la escuela de hoy. 

Es imposible creer que la escuela sigue siendo la que era antes de que la enfermedad por el nuevo coronavirus apareciera. No solo se transformaron nuestras formas de comunicarnos con nuestros alumnes y sus familias (a partir del uso cotidiano de los canales digitales), a la vez que adecuamos muchas de nuestras herramientas pedagógicas, sino también debimos adaptarnos a los nuevos tiempos nosotres y nuestros alumnes. 

De igual modo, no podemos dejar de lado las consecuencias que la pandemia dejó en nuestro país y en cada une de nosotres mismes. Sin lugar a dudas la escuela es una clara radiografía de lo que sucede en la sociedad: nuestros alumnes traen cuestiones personales, familiares y todo recae en la escuela. Sin embargo, notamos que luego de la vuelta a la presencialidad plena, podemos ver en nuestros alumnes las consecuencias de tanto encierro y todo lo que eso conllevó. Con la mayoría de nuestres colegas, hablando del nivel inicial, coincidimos en que muchos niños y niñas muestran problemas a la hora de vincularse con otres y se registra una falta de estímulo en el habla y en el juego. Principalmente, notamos problemas en cuestiones sociales que implican al otre, como también sucede con todo lo relacionado con una gran falta de límites. 

A partir de estas cuestiones, y particularmente en la escuela en la cual trabajo, optamos por realizar charlas de crianza en donde intentamos generar un momento de diálogo entre las familias para orientarlas. Es entendible que los tiempos de cuarentena y de aislamiento social preventivo y obligatorio, que fueron sumamente necesarios, dejaron huellas en cada une de nosotres. Ahora debemos trabajar para amoldarnos a lo que todo eso nos generó.

 

La escuela y la docencia luego de la pandemia: 

Osvaldo Battistini en su ponencia “Miradas entre pandemia y post-pandemia”, hace un fuerte hincapié en el contexto social atravesado durante la pandemia, principalmente basándose en lo económico, laboral y social. En aquel entonces, el autor, que desarrolló su registro durante la cuarentena, ya sostenía y suponía que luego de la pandemia, el retorno a la presencialidad en el trabajo se daría de manera más precaria. 

Ahora bien, independientemente del momento histórico, siempre que una familia se intentó sostener con trabajo informal, precarizado, o directamente desempleada, sobrevivió en condiciones que sin dudas afectan no solo en la subjetividad de les adultes, sino también en la de nuestros alumnes. 

Parte del agotamiento que noto en mis colegas, y siento también como propio, tiene que ver con que la escuela de hoy, la escuela postpandemia, está recibiendo pibes que al igual que nosotres fueron duramente atravesados por dicho momento. Y por supuesto que complejidades hubo siempre, pero las mismas no dejaron de existir, y a esas se le sumaron otras nuevas. Actualmente recibimos pibes desbordados, atravesados por un contexto cuya desigualdad sin dudas se agravó durante la pandemia que fue antecedida por un gobierno de derecha que nada hizo por los más necesitados ni por la educación. Una desigualdad que golpea a sus familias y a ellos mismes todos los días. 

Quiero aclarar que con esto no hablo solo de cuestiones económicas. También me refiero a aspectos emocionales, de salud y temas pedagógicos, entre otros. Hoy recibimos muchos pibes a los que les han faltado terapias, estimulación, alimentación adecuada, contención y afecto. En la escuela somos todo eso: no somos solo contenidos que tienen que aprender, somos también los ojos que los miran, los oídos que los escuchan, y las manos que se ponen a trabajar para construirles un futuro mejor e intentar que esta desigualdad no sea cada vez más enorme. 

Durante la vuelta a la presencialidad la escuela entera mutó: sus formas, sus actores, sus vínculos. Y nosotres como docentes tuvimos que cambiar sin duda alguna. Fue así como nuestras prácticas pedagógicas se vieron atravesadas por un nuevo contexto, y tuvimos que reconstruirlas. 

En la postpandemia nuestra labor se vio transformada y así también se generaron innovaciones. Nosotres, desde nuestro rol docente, sin muchos conocimientos de cómo llevar adelante una educación a distancia, asincrónica y/o sincrónica virtual, así como sin entender luego cómo podíamos dar una clase o actividad con distancia social (y con cuidados epidemiológicos que atravesaban fuertemente nuestros recursos y formas de trabajar docente), tuvimos que hacer caminar a la escuela en medio de un contexto único después de la pandemia. Nuestros alumnes y nosotres mismos, todes habíamos sido atravesados de peor o mejor manera por este contexto tan extraño y triste. Y acá es donde cobra un rol protagónico la tecnología: nuestros estudiantes durante la cuarentena habían utilizado la tecnología (quienes tenían acceso), para aprender, para comunicarse y para mantener vínculos. Esos estudiantes a los que en las clases se les decía que dejen el celular, durante la cuarentena se comunicaron con sus profesores mediante un dispositivo electrónico.

Con la vuelta a la presencialidad en las escuelas y ante el nuevo contexto posterior a la pandemia, surgieron nuevas preguntas: ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo volvemos a quitar los dispositivos del aula? ¿Es algo negativo? ¿Enriquecen nuestra situación de enseñanza-aprendizaje?

 No podíamos hacer como si nada hubiera pasado y sacar así los dispositivos de las aulas. La tecnología había llegado para quedarse. Y fue ahí donde innovamos respecto a nuestras prácticas pedagógicas. 

Todes tuvimos que amigarnos con las TIC. Algunes con más disfrute que otres, pero tuvimos que hacerlo. Como sostiene por ejemplo María Teresa Lugo, ya no alcanza con saber leer y escribir para estar alfabetizades. Es necesario construir competencias digitales en nuestros alumnes ya que es lo que el mundo hoy también demanda, y si no lo hacemos, estamos quitándoles un derecho de recibir educación de calidad y aumentando la brecha social entre quienes pueden acceder a las TIC y desarrollan competencias digitales, y quienes no.

 

Repercusiones de la brecha digital que se profundizó durante la cuarentena: 

Algo que también faltó durante la pandemia que influye hoy en la escuela del presente, es la falta de dispositivos electrónicos. Es en esto en lo que también quiero hacer una fuerte mención ya que es algo que más que ruido, me genera bronca e impotencia. Durante el transcurso de la cuarentena en muchos hogares faltó que la escuela les llegue. Nos faltaron formas de comunicarnos, nos faltaron maneras de estar presentes, faltó la famosa virtualidad y faltó el Estado. De esa manera, en muchos casos no pudimos llegar.

Retomando a la autora María Teresa Lugo, ella sostiene que América Latina es una de las regiones más proactivas en cuanto a incorporar a las TIC en sus sistemas educativos. Sin embargo, actualmente se prioriza (y agrego yo el término “todavía”) el objetivo de democratizar el acceso, en lugar de alcanzar una verdadera innovación y transformación educativa. En efecto, utilizo la palabra “todavía” porque aún seguimos en el paso inicial, que es el de dotar a nuestros alumnes de computadoras y/o dispositivos electrónicos. Y, si se hubiera continuado con las políticas públicas educativas destinadas a acortar la brecha digital entre nuestros alumnes, miles de pibes y pibas podrían haber recibido a la escuela en sus casas durante la cuarentena estricta. Además, no solo podrían haber recibido, deberían haberla recibido porque en estos tiempos que corren, no se puede seguir transitando la escuela sin una fuerte inclusión de las TIC.  

Tal como sostienen Lugo y Beloqui, es necesario escuchar las nuevas demandas y necesidades sociales de nuestros alumnes y, para lograrlo, es imprescindible cambiar la propuesta educativa incluyendo las TIC para alcanzar mayores niveles de justicia e inclusión social y para facilitar el acceso cotidiano al mundo digital. 

La necesidad de una educación de calidad y democratizadora en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones: 

Sabemos que es derecho de todos y todas recibir una educación de calidad desde los primeros años, y que es obligación del Estado garantizarla.

“En este sentido, la UNESCO ha subrayado la importancia de la perspectiva de derecho y ha definido la educación como un bien público. ¿Qué significan estas aseveraciones? El planteamiento integral, basado en los derechos humanos, propugna una educación inclusiva de calidad, que enriquezca la vida de todos los educandos, cualesquiera sean sus orígenes o circunstancias, con especial hincapié en los grupos más vulnerables o marginados”. (Poggi, 2014). 

Considerando la relevancia de la educación inclusiva nos preguntamos si no resulta irónico que en el año 2022 todavía haya pibes y pibas que no puedan acceder a un elemento electrónico personal. De este modo, es pertinente reflexionar sobre algunas cuestiones tales como: ¿Qué educación de calidad estamos brindando en estas condiciones? ¿En este contexto, la escuela es democratizadora? 

Como docentes hacemos todo lo posible para que el derecho humano a una educación inclusiva y de calidad se concrete, pero muchas veces la falta de recursos y materiales nos juega en contra. La gran lucha docente tiene como objetivo que esto se materialice porque cuando exigimos una verdadera educación de calidad para nuestros alumnes, incluimos el tópico de la innovación tecnológica en esa pelea. Por otra parte, buscamos las maneras de hacerles llegar, con lo que podemos, un aprendizaje con contenido digital, para que la brecha digital pueda achicarse. Con el uso de distintas herramientas, desde videos hasta plataformas de juegos, entre otras, intentamos que la escuela sea un poco más democratizadora. En caso contrario, es probable que se amplíe la brecha de la desigualdad a causa de que algunos acceden a la alfabetización digital, mientras que otres no. Como sostiene Lugo, el dominio de las TIC es una ventana de oportunidad para que las personas puedan adquirir en la escuela competencias que el contexto actual exige y demanda. Si la escuela puede garantizar la universalización de dichas habilidades, ahí sí podemos hablar de igualdad de condiciones y de un verdadero proyecto democrático.

 

Reflexiones finales

Nadie puede oponerse a la idea de que la pandemia ha cambiado la vida de todas las personas. Sin duda alguna, influyó plenamente en la realidad de cada una de las escuelas, de sus equipos docentes, familias y alumnes. Repentinamente nos vimos sin recursos, nos sentimos solas y solos, no supimos cómo llegar a nuestros estudiantes.

Cuando volvimos a la presencialidad, nos topamos con la frustración de que ya nada era como antes y, una vez más, notamos la necesidad de un Estado presente que proteja y ampare a las personas más necesitadas. 

Hoy en día ya no se puede discutir la necesidad de que las TIC estén sumamente presentes en la cotidianeidad de las escuelas. Si queremos garantizar la educación para todes, como bandera de justicia social y de democratización, necesitamos aplicar políticas públicas de acceso tecnológico para que realmente todes reciban educación de calidad y para que la alfabetización digital llegue a todes por igual. Con esto no me refiero solo al acceso a dispositivos electrónicos, sino también a la necesidad de fortalecer la capacitación docente en el tema.

 A pesar del cansancio, el hostigamiento a nuestra tarea, y el intento de defenestrar nuestra labor docente, seguiremos luchando para que nuestro trabajo sea realmente valorado como se debe, y para que nuestros alumnes reciban una verdadera educación de calidad, que nada tiene que ver con cantidad de días como pareciera que quieren hacernos creer. Llevar adelante un proyecto educativo democratizador y de justicia social debe centrarse en acortar todo tipo de brecha social existente para que realmente todos y todas puedan gozar de igualdad de condiciones. Quizás suene utópico, pero como docentes debemos luchar fielmente para que la brecha disminuya cada vez más

Agustina Carbone
Profesora de educación inicial egresada del “ISPEI Sara C. de Eccleston”, especialista en Educación maternal del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela”, y estudiante de la Licenciatura en educación de la Universidad Virtual de Quilmes.