El anuncio de la ministra de Educación porteña Soledad Acuña respecto de la intención oficial de la Ciudad de Buenos Aires de comenzar con el ciclo lectivo en forma completamente presencial el próximo 17 de febrero generó respuestas y rechazos de Nación y de los docentes, que tendrían que reintegrarse a las labores presenciales el 8 de febrero.
Acuña sostuvo que adelantar quince días el inicio del ciclo lectivo permitiría que los alumnos tengan “una mejor adaptación a la rutina y los docentes podrán hacer un mejor diagnóstico de su situación pedagógica”. Pero el ministro de Educación a nivel nacional Nicolás Trotta consideró: “Con una o dos semanas más de clases no se resuelven los problemas estructurales de nuestro sistema educativo, sus complejidades agravadas por la pandemia. Lo vamos a discutir este miércoles en el Consejo Federal de Educación”.
Desde el sindicalismo, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) también rechazó la idea, afirmando que el anuncio de Acuña es “puro marketing”. También denunciaron que las publicitadas actividades de revinculación de alumnos con encuentros presenciales en el patio de las escuelas porteñas en realidad apenas convocan efectivamente al 10% de los chicos citados. “Muchos chicos van la primera vez que los convocan, pero luego no van más porque lo que encuentran no tiene nada que ver son los esperan. Por supuesto, tienen que mantener el distanciamiento y el encuentro con sus compañeros es lo que esperan, no se da en los términos de sus expectativas”, explicó Angélica Graciano, titular de UTE. Además, el gremio recordó que incluso en esas condiciones de baja asistencia ya se confirmaron seis contagios en las escuelas.
“La ministra no conoce cómo funciona el sistema educativo. En mi escuela tenemos 1500 alumnos, con grados de 30 alumnos. Falta infraestructura y todavía no se planteó tomar más docentes, ¿cómo se haría una presencialidad al cien por cien? En la semana del 17 de febrero es cuando se concursan cargos y se define a qué escuela y en qué grado van a trabajar cientos de docentes. Lo que dice es retórica. Y mientras tanto, la ciudad sigue demorando la entrega de computadoras, que es lo que hoy necesitan miles de chicos. Esto que plantea no es real, es parte del mundo feliz que se inventan con (el jefe de gobierno porteño, Horario Rodríguez) Larreta”, concluyó Graciano.
La ministra Acuña respondió a los planteos gremiales ratificando la estrategia oficial: “Las clases tienen que comenzar cuando el gobierno fija la fecha, los sindicatos tomarán después la decisión política de acompañar o no acompañar. Pero tienen que comenzar, porque si no confundimos. Que las clases de 350 mil chicos, 700 mil si contamos a las escuelas privadas, comiencen, no puede depender de la decisión de algunos sindicalistas, o de alguna cúpula sindical”.