La ciudad de Buenos Aires, la más rica del país en términos de recaudación y Producto Bruto por habitante, es uno de los distritos que menos invierte en salud y educación. Aún en medio de la pandemia que obligó a casi todos los estados del mundo a aumentar los presupuestos públicos, el Gobierno de Rodríguez Larreta bajó el esfuerzo fiscal en salud y educación. En el caso de la salud, el presupuesto nominal aumentó un 23 por ciento frente a una inflación del 36,1 según el INDEC y del 30,5 de acuerdo al IPC-BA. En relación a la educación, el año 2021 contará con el presupuesto más bajo de la historia de la Ciudad Autónoma: 17 por ciento sobre el total del gasto cuando hace una década era del 27 por ciento. Lo cual explica, entre otras cosas, el deterioro de los salarios docentes. Esta reducción sistemática se agrava porque las mayores reducciones de este año fueron en el área de infraestructura escolar, sector indispensable para garantizar un retorno seguro a las escuelas. Este rubro del presupuesto sufrió un recorte superior al 70 por ciento en un contexto sanitario en el que debería haber crecido para poner los edificios escolares en condiciones óptimas para asegurar la mayor presencialidad posible. Al mismo tiempo, Larreta le sacó 371 millones de pesos al Plan Sarmiento, cuyo fin es proveer a los estudiantes de dispositivos tecnológicos. Esta información se encuentra publicada en el presupuesto oficial aprobado por la mayoría automática de oficialista en la Legislatura.
Según los datos de la Dirección Nacional de Provincias del Ministerio de Economía y el INDEC, relevados por el investigador de FLACSO, Agustín Claus, si se compara a la Ciudad de Buenos Aires con la provincia homónima, la Ciudad cuadriplica los recursos por habitante de la Provincia. El gobierno porteño justifica sus reducciones en la quita del 1% de la Copa Nacional, pero aun así sigue recibiendo un 12 por ciento más de recursos Coparticipables de Nación que el estado bonaerense. Sin embargo, Claus verifica que el aumento nominal de la inversión en salud del Gobierno de Axel Kicillof fue del 45 por ciento contra el 23 de CABA, y el de educación fue cinco puntos porcentuales superior en provincia que en capital.
En el caso de los salarios docentes, también se evidenció un deterioro notable respecto de la inflación, ya sea la del INDEC como la del IPCBA, a pesar de la llamativa diferencia a la baja de esta última. Mientras el índice de precios nacional creció un 36,1 por ciento en 2020, el gobierno porteño relevó un 30,5. De todas formas, los salarios docentes llegaron, en el mejor de los casos, al 25 por ciento.
Por todo esto desde la Unión de Trabajadores de la Educación exigimos la inmediata convocatoria a Mesa de Condiciones Laborales y Salariales. La educación y la salud no se garantizan con declaraciones y marketing sino con inversión pública.
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