OPINIÓN: Por Eduardo López y Mariano Denegris
Página 12 – Nota – Sociedad – Pag. 20 – 14/12/2016. No era necesario participar en el negocio de las pruebas PISA para descubrir que después de nueve años de gestión macrista, la ciudad de Buenos Aires está primera en el mundo en el ranking de desigualdad educativa.
Todas las evaluaciones nacionales e internacionales desde hace años vienen mostrando que los resultados escolares que miden las pruebas estandarizadas no se corresponden con desempeños individuales ni formas de aprendizaje sino con el contexto socioeconómico de los estudiantes. Esto lo venimos señalando desde UTE y Ctera al tiempo que reclamamos mayor inversión en políticas que reviertan la desigualdad socioeducativa. Los fanáticos de las mediciones estandarizadas se desayunan hoy con la noticia.
¡Bienvenidos! La Ciudad de Buenos Aires es la jurisdicción más desigual en términos educativos del mundo según el Informe PISA. ¿Esto significa que los rankings educativos que construye la OCDE son fiables y reflejan la realidad de los sistemas educativos? En absoluto. Simplemente demuestra que no pueden tapar el sol con las manos. Preocupados por lograr la exclusión de Argentina de la última medición de PISA porque otorgaba un puntaje algo mayor que no les permitía compararse con un supuesto infierno educativo, a los funcionarios de Macri se les olvidó ocultar que la Ciudad, que participó de la prueba como si fuera un estado independiente, se hundía en la desigualdad de la mano de su gestión al frente de la educación porteña.
Después de nueve años de aplicar este neoliberalismo educativo de segunda generación basado en construir un gigantesco mercado para ONG y empresas, la jurisdicción más rica del país es la más desigual.
Contra los presupuestos ideológicos del macrismo, la desigualdad social impacta mucho más sobre el rendimiento que mide PISA que la gestión privada o estatal de los establecimientos. Incluso los datos de la ciudad muestran una leve ventaja en los resultados para las escuelas públicas. Miles de niños sin vacante, cierres de grados y cursos en escuelas pública, reducción sistemática del presupuesto es el futuro que ese espejo retrovisor augura para la Argentina si prospera la visión educativa de Bullrich y Macri.
Desde UTE y Ctera fuimos y seguiremos siendo críticos de las pruebas estandarizadas, fundamentalmente las PISA, y de los gobiernos que hayan decidido su aplicación cualquiera sea su signo político. La evaluación es imprescindible e irrenunciable pero debe ser integral, contextualizada y permanente y formativa. Estamos convencidos de que la desigualdad educativa comienza a resolverse con la presencia del Estado y mayor presupuesto, por eso hemos presentado en el parlamento una nueva Ley de Financiamiento Educativo. Porque sabemos que en educación, no hay calidad sin inversión.
* Secretario General y secretario de Prensa de UTE.