Abrazo al Mariano Acosta por obras

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19.03.2014. La comunidad educativa del colegio reclamó por las aulas para niños de 4 y 5 años, aprobadas, pero no realizadas.

Por: Gustavo Sarmiento

La comunidad educativa del Mariano Acosta se concentró ayer al mediodía en la puerta del colegio porteño, para reclamarle al Gobierno de la Ciudad la apertura de tres aulas para nivel inicial. Lo propusieron hace más de cinco años; el Ministerio de Educación, a cargo de Esteban Bullrich, les envió los planos de la obra, pero nunca la concretaron. El establecimiento que cumple 140 años el 16 de junio, cuenta con terciario, secundario y primario, por lo que sólo les falta jardín de infantes, un pedido histórico de alumnos, padres y maestros. Mientras tanto, los jardines de la zona se encuentran colmados de alumnos.
El inicio de las gestiones se dio en 2009, cuando desde el Acosta le pidieron a Educación que traslade a una orquesta que depende de Ciudad y que funciona en el sector del colegio que linda con Moreno y 24 de Noviembre. Ese sitio, que cuenta con un gran depósito, puede servir para instalar tres aulas de jardín. «Sería para turno mañana y tarde. En 2012 nosotros tuvimos una demanda de 180 niños de acá: hijos de docentes, del personal y hermanitos de otros que ya estudiaban en nuestro colegio», afirmó a Tiempo Argentino la rectora del Mariano Acosta, Raquel Papalardo, en las escalinatas de la histórica institución, ubicada en Urquiza 277, de Balvanera. En 2012 le entregan a Educación un petitorio de los padres, y en febrero de 2013 la dirección de Infraestructura de Escolar les envía los planos que validaban el proyecto: baño, SUM y tres aulas con capacidad para 65 chicos en total, por turno. «Después no tuvimos más noticias. La última reunión fue el año pasado», se lamentó Papalardo, y agregó: «Lo que llama la atención es que empieza la inscripción online y abren aulas containers, cuando nosotros tenemos el espacio, con planos hechos, y no lo habilitan.»
Uno de los presentes fue el arquitecto Rodolfo Livingston, que previamente realizó una recorrida, no sólo para ver el lugar donde planean construir las aulas de Inicial, sino también para estudiar el resto del establecimiento. Mencionó la posibilidad de tener incluso más salones para secundaria, y relevó las consideraciones de padres, chicos y docentes. En cuatro días les entregará un informe. En la caminata se topó con la sorpresa de un aula del secundario que convive, pared durlock de por medio, con una preceptoría. «Me conozco los secretos de todos los preceptores», le confió un alumno.
«En paralelo está la situación de escuelas como la de Manuel García 370, en Parque Patricios, tiene ocho aulas y no se usa hace cuatro años. Ciudad sigue pagando el alquiler, lo que demuestra que lo quieren para algo, pero no para educación», indicó José Machain, del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Además estuvieron presentes representantes sindicales y legisladores porteños.
Muy cerca se encuentra el jardín del Hospital Ramos Mejía. Patricia Pines, madre de un bebé que va allí y un chico en el Acosta, sostuvo que «en la sala de deambuladores, de un año, hay 23 niños para un espacio muy reducido que no supera los 4×4 metros». Eduardo López (UTE-CTERA) soslayó que «hay desidia e impericia del gobierno de la Ciudad, porque están poniendo chicos abarrotados a cuatro cuadras, y acá hay lugar, sólo falta construir las aulas». 

 

Pomposos anuncios de los cpi

«Mientras no aprueban aulas en lugares disponibles, como la escuela de Manuel García o en el Mariano Acosta, siguen inaugurando pomposamente los Centros de Primera Infancia (CPI)», remarca José Machain, y agrega: «No dependen de Educación, sino de Desarrollo Social de Ciudad, no tienen supervisión pedagógica, y los terminaron usando como supuesta alternativa ante la falta de vacantes en Inicial, cuando un CPI nada tiene que ver con una escuela infantil». Fue el caso de Sandra Guzmán, contado por Tiempo Argentino el 19 de febrero, y también el de Gimena Díaz, psicóloga, que anotó seis opciones para sala de dos de su hija, sin respuesta en ninguna. Hasta que recibe el llamado de Belén, se definió «secretaria» de Bullrich: «me ofrece salas de contención en Desarrollo Social, son los CPI, en Flores, me dice que sala de 2 no hay más, que sólo podía llevarla ahí. Pero yo había pedido jardín maternal, ella me decía que era lo mismo. Y que tenía que aceptar que me entrevisten para demostrar que era carenciada».