A una semana del final del ciclo lectivo y a dos meses del show mediático del lanzamiento de las burbujas escolares en la ciudad de Buenos Aires son innumerables los elementos que dejan en claro el fracaso de la gestión educativa de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña.
El Jefe de Gobierno y su Ministra de Educación no pueden disimular que las “burbujas educativas” se desintegraron en medio del rechazo de la comunidad educativa y a pesar de las innumerables operaciones mediáticas, con las que pretendieron instalar que sin presencialidad no había proceso educativo.
Las burbujas fracasaron porque desde su lanzamiento hasta hoy, hubo más presencia de funcionarixs desesperadxs por posar para las fotos que estudiantes y, porque primó la confianza recíproca entre la comunidad educativa y sus docentes que, desde el primer día de la pandemia, mantuvieron la continuidad pedagógica a través de diversos medios.
En 2020 la gestión educativa de Larreta y Acuña estuvo marcada por el abandono gubernamental de la comunidad con recortes presupuestarios, subejecución de partidas y cero inversión en materia de infraestructura y permanente y sistemática negación a entregar computadoras y conectividad.
El panorama para el ciclo 2021 es igual de desalentador, con una nueva reducción en el presupuesto educativo y más de 30.000 niñas, niños y adolescentes a quienes se les negó la vacante en la Escuela Pública.
Esta sucesión de acciones que atentan contra la educación pública incluyeron una serie de agresiones a las y los docentes de la Ciudad, a quienes la Ministra llamó “fracasados, viejos, sin capital cultural y carentes de experiencias enriquecedoras para volcar en el aula”.
Una vez más la Unión de Trabajadores de la Educación exige al Gobierno de la Ciudad la renuncia de Soledad Acuña y el fin del vaciamiento presupuestario que lo llevó a ser el más bajo de la historia desde que la Capital Federal tiene status de ciudad autónoma.
Ejemplo