50 años del Cordobazo, la palabra de un protagonista

Carlos Monestés, el actual secretario de DD. HH. de la CTA Ciudad, recuerda desde su propia participación los acontecimientos históricos del Cordobazo, esa gesta popular que cambió la historia Argentina. Antes de ser profesor de Lengua y Literatura en CABA, militante y dirigente en la UTE, Carlos fue estudiante universitario y obrero fabril en esa Córdoba insurgente de finales de los ’60. En este artículo revive y analiza los días en que la unidad obrero estudiantil comenzaba a dar vuelta la tortilla de la dictadura de Onganía.

Cuando a las dos y treinta de la tarde los Gloster Meteor empezaron a sobrevolar la ciudad a baja altura después del anuncio  del Estado Sitio, tuvimos miedo de hasta donde habíamos llegado, hubo un momento de reflexión, habíamos destrozado la ciudad, tuvimos conciencia  que era un episodio único en la historia argentina,  ya todo no sería igual. Tampoco ninguno de los dirigentes sindicales y la CGT que habían llamado al paro y movilización a partir de las 10 hs de la mañana  había medido los alcances de ese paro activo “a la cordobesa” que empalmó al día siguiente con el Paro Nacional de 24 horas de la CGT

El 29 de mayo se cumplen 50 años de este hecho histórico que trastocó y obró como bisagra entre la dictadura de Onganía y la apertura democrática en 1973. Cómo todo hecho no pensado, ni previsto concitó y concita hasta la actualidad mitos y múltiples análisis.

El asesinato del obrero de la IKA –Renault, Máximo Mena, en Arturo M. Bas y Bulevar San Juan, indicaba que ese 29 no era una jornada más, ni un “acto relámpago” como decíamos entonces antes de que la policía lo disuelva a gases y bastonazos.

Debajo de los ruidos de los aviones el fuego de miles de barricadas quería llegar al cielo, a un cielo que terminara con esa otra dictadura  implantada en 1966 con discurso mesiánico y una economía netamente liberal.

A todo esto mientras la ciudad era destruida, Lanusse pronuncia su discurso correspondiente al Día del Ejército en el Colegio Miliar de la Nación; el Ministro del Interior, Borda, clama, pide, ruega  que el ejército auxilie a una Policía ya inexistente. Tarde, las orugas de los tanques a mando de Carcagno bajan por la Av. Colón.

* “Obreros y estudiantes, unidos adelante”*

La miopía política del gobierno atizó el fuego de esta unión. La explotación creciente en las fábricas, persecución sindical, la derogación de la autonomía universitaria y la prohibición de los partidos políticos constituyó un coctel explosivo en esta situación. Le daremos un  pequeño párrafo a cada uno de estos sectores.

El 7 de setiembre de 1966 en plena movilización estudiantil  en Córdoba, un policía baja  por la puerta trasera de su Gladiator, frente al Cinerama, en pleno centro cordobés, apunta a dos metros de distancia y dispara  por la espalda contra quien fuera el primer mártir cordobés, Santiago Pampillón, estudiante de la Universidad Tecnológica y trabajador de IKA –Renault.

Santiago Pampillón agonizó 5 días con todo el pueblo cordobés velando por su salud, finalmente falleció  el 12 de setiembre. Su nombre corrió como reguero de pólvora en el movimiento estudiantil, surgieron agrupaciones  con su nombre y sus banderas y los actos en la calles se hicieron cotidianos, audaces e incesantes. La tomas del Barrio Clínicas, barrio de pensiones estudiantiles, se hacían con apoyo de la población y terminaban a la madrugada cuando ya se retiraba la oscuridad de la noche, siempre  con alrededor de 1000 detenidos en las redadas. Los sindicatos, por su parte,  aportaban con la instalación de ollas populares.

La representación sindical cordobesa dijo presente en su totalidad, 88 gremios aprobaron el paro de 36 hs, en realidad 38, desde las 10 hs de la mañana del 29 con abandono de tareas hasta las 24 hs. del 30 de mayo.

La CGT de los Argentinos recorría sus primeros meses de vida, el 1 de mayo había instalado el Programa que se conocería luego por su nombre, continuidad histórica de los Programas de La Falda y Huerta Grande. Ongaro, por su parte fue detenido el 27 de mayo, al llegar a Córdoba.

Las “Quitas Zonales” y el “Sábado Inglés” fueron los dos reclamos puntuales, el primero correspondía a una exigencia de la  UOM, y el segundo si bien involucraba a todo el movimiento obrero, los mecánicos del SMATA dirigido por  Elpidio Torres hacían la punta para reponer la torpeza que cometió Onganía al derogar esta Ley el 12 de mayo.

Adalbert Krieguer Vasena, descendiente de los Vasena, hablaba el inglés perfectamente  y no quería que lo llamen Adalberto. El ministro de economía de Onganía  llevó a cabo un agresivo plan de apriete a las condiciones de trabajo y de  exigencia de productividad como variable de ganancia empresaria. Este  fue el tema de las “quitas zonales” que implicaba una rebaja en las remuneraciones de los trabajadores para mejorar la “competitividad” y atraer las “inversiones”. ¿Conocemos estas propuestas, no? Medida que chocó con el sindicato metalúrgico   dirigido en ese momento por Alejo Simó.

El gran vaso comunicante entre estos dos sectores que estaban en la calle y en pie de guerra fue Agustín Tosco. Tosco  capta y potencia este momento, tuvo la capacidad de pararse en un escenario que le permitía afrontar tanto una asamblea estudiantil por la autonomía universitaria  como una asamblea obrera contra el plan liberal.

Los vasos comunicantes entre obreros y estudiantes estaban creados  y llegaron juntos obreros y estudiantes a unir todo  aquello de lo que habían sido despojados.  En la madrugada del 30 las orugas no dejan de repiquetear contra el pavimento, la ciudad es ocupada, los tanques pasan y pasan. Un comienzo de sueños y dignidad se ha cumplido. El otro sueño, el de los ojos, cae como un manto a cubrir un día de Gloria.

Carlos Monestés

UTE-CTA